"Cualquiera puede ser un no borracho. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad."
Henry Chinasky.
Tres son las películas más conocidas sobre el gran borracho poeta de los Estados Unidos Charles Bukowski, y las tres sin lugar a dudas han intentado con algo de derrota prometer un biopic interesante, sin embargo, hablar sobre Buk es casi imposible, el mismo lo intentó toda su vida, toda su prosa y poesía no hacen más que hablar de su existencia, su tema es el mismo, sus alegatos, odios, rencores, pasiones giran en torno a lo que el consideraba dentro de su humanidad como cierto o falso.
Muchos lo consideran el gran poeta de la postmodernidad, el precursor que fue capaz de escribir después de la generación beat, el escritor que rompió los únicos moldes que hacían falta y que Kerouac no había logrado. Lo ponen por encima de Ginsberg o Burroughs, transformándolo en un ícono no de una tribu hippie sino de una raza alienada por sus propias desgarradas ruinas.
Barfly, película escrita por el mismo Charles, habla sobre esa condición ya no maldita y marginal, Bukowski nunca intentó la marginalidad, sólo se afanaba por ser un vividor que pudiera tener tiempo para escribir, su filosofía de vagabundo planteaba la comodidad en el círculo que fuera, su anarquismo está más cerca de Steiner que de Reclus y por alguna razón su estrafalario sentido de la libertad sólo fue la mascarada para aprovecharse de cuanto pudiera, fue el gánster, el padrino de la poesía y la vagabundería.
Ordinaria locura y Factótum intentaron ser un poco más sobrias mostrando a un Buk que es empujado a esa alienación donde las borracheras son sólo una secuela de una vida que lo ahoga y lo tritura, en cambio Barfly es visceral.
Lo que encanta siempre en Charles es esa visceralidad, esa demostración honesta y cruda de su propia vida, sin pudor alguno. La película dirigida por Barbet Schroder impacta maravillosamente. Si el guión es del gran Hunk, la dirección compagina con dicha genialidad logrando una cinta que sumerge en la sórdida atmosfera de un bar. La película pocas veces sale de esa taberna de mala muerte, pocas veces se ha visto que una película pueda casi toda hacerse dentro de un solo escenario, Barfly casi lo logra.
Además no hay que olvidar la interpretación de Mickey Rourke, verdadera actuación de este actor que se ha constituido en uno de los mejores de la empresa. Sus inolvidables personajes en El luchador de Aronofsky o el rudo Marv de Sin City compiten con esta protagonización juvenil, Mickey lleva al extremo su talento ofreciéndonos un retrato ebrio de un Charles que nunca olvidaremos.
La película Barfly concentra un manifiesto individual sobre la condición humana, toda ella es sólo un acto caprichoso de ir contra las reglas, sin dejar de ser escritor.