Barreda suprime la Semana Santa y Estrasburgo autoriza los crucifijos italianos

Por Alejandropumarino

El Sr. Barreda elimina, de acuerdo con su Consejera de Educación, la Semana Santa del calendario escolar, nada menos que en Castilla La Mancha, para sustituirla por un “descanso entre trimestres”, a la vez que no quiere ver a Zapatero ni en pintura por su Comunidad Autónoma, previendo nefastos resultados electorales.

Mientras tanto, se publica la noticia de que el Tribunal de Estrasburgo avala los crucifijos en las escuelas públicas italianas, algo que tampoco tiene demasiado de sorprendente si consideramos la secular tradición cristiana de la Europa Occidental.

Existen diferencias sustanciales entre los países musulmanes, especialmente las repúblicas islámicas, y el occidente, entendido como Europa, Norteamérica, Africa del Sur y Australia, diferencias culturales, sociales y religiosas que afectan la cotidianeidad. La mayoría de países orientales están cuajados de símbolos religiosos, musulmanes o budistas, tanto da; y la religión está presente en el quehacer diario y en las actividades de ocio. No se disfruta la libertad de culto que existe en el resto de naciones civilizadas, y en muchos de ellos se lapida a las mujeres adúlteras o se ejecuta a los homosexuales. Pese a la barbarie, los iconos religiosos están presentes en organismos oficiales, escuelas, en las calles y en todos los sitios, mientras en esta Europa decadente el progresismo mal entendido pretende retirar los símbolos cristianos y la denominación de las fiestas para calificarlas de descanso entre trimestres, como avergonzándose de una tradición que, en el caso de Castilla La Mancha, forma parte de la cultura española. La Navidad podría llamarse fiesta de fin de año retirándole la connotación religiosa, y podríamos sustituir el nombre de Ramadán por el de mes de la dieta, aunque estoy casi seguro que a los fieles mahometanos les iba a hacer poca gracia. No sé si Barreda tendría valor para ello, pero el precio por hacerlo podría resultarle demasiado alto; es preferible terminar con la tradición propia, porque es más fácil que el cristiano ponga la otra mejilla, mientras en musulmán puede empuñar el alfanje y hacerle la guerra santa al amigo Barreda proporcionándole un afeitado a cuchilla y a la altura de la nuez. Viva la libertad.