A todos nos duele perder dinero en bolsa, sobre todo si es a causa de una barrida de stop-loss. Por ello debemos tomar precauciones extras en verano.
Uno de los grandes peligros de la bolsa en verano es precisamente que la inmensa mayoría de los inversores está de vacaciones. Por ello en verano suele subir mucho la volatilidad, sobre todo en el mes de agosto, considerado el mes vacacional por excelencia. Sin necesidad de un gran volumen de acciones podemos mover el mercado hasta límites asombrosos ya sea al alza o a la baja y eso es posible precisamente porque todo el mundo está de vacaciones y ocasiona que la volatilidad se agudice.
La estrategia de barrida de stops la utilizan algunas agencias para obtener grandes plusvalías en un corto período de tiempo a costa de pequeños inversores como nosotros. Suele llevarse a cabo en valores que no son muy líquidos y funciona en especial en días festivos o semifestivos donde apenas hay liquidez en el mercado.
Sobre todo el riesgo es muchísimo mayor en aquellas acciones que a lo largo del año tienen bajos volúmenes de contratación. Es mucho más raro que ocurra en acciones con una media anual muy elevada de volumen de contratación, aunque tampoco podemos descartar que ocurra. Por poneros un ejemplo, diré que las acciones de BME tienen mucho más riesgo en verano que las de Santander, BBVA, Iberdrola o Telefónica (donde normalmente se mueven millones de acciones).
Cuando cualquiera comienza a invertir en bolsa siempre oye de las bondades de invertir utilizando stop-loss y afirman que esa es la única herramienta para seguir vivo en el mercado durante mucho tiempo ¡Como si fuera tan sencillo! En mi opinión una de las cosas más difíciles al operar en bolsa es elegir bien los niveles de stop-loss…
Todos conocemos la importancia del uso de stop-loss, ya que es uno de los pilares de las inversiones basadas en el análisis técnico. No obstante sabemos que son un arma de doble filo. Usándolos logramos no quedarnos “pillados” en un título y por lo tanto protegemos nuestro dinero gestionando el riesgo. Un trader jamás puede asumir pérdidas de un 50% o más en una posición, y eso es lo que tarde o temprano sucede sin el uso de los stops. Solo tras un buen “palo” descubrimos la necesidad e importancia de ser disciplinado y de usar los stop-loss.
Pero los tiburones, los que verdaderamente mueven el mercado, saben que los pequeños inversores usan los stop-loss y saben donde los colocamos, lo que provoca manipulaciones en el precio y barridas de stops brutales. Es el precio a pagar por proteger la inversión.
Una barrida de stops se produce cuando un título rompe un soporte claro y las órdenes automáticas de stop saltan automáticamente provocando una recogida de papel, por parte de los que muchas veces provocaron esa ruptura de soporte.
La jugada es la siguiente: Vendo todo hasta romper el soporte, provoco una venta en cascada y recompro más abajo, lo que provocará una subida. La jugada es maestra. El título termina la sesión prácticamente donde la empezó (o incluso en ocasiones puede llegar a subir), pero se produce un intercambio de títulos de unas manos a otras y de dinero. Los tiburones se hacen ricos y los pobres inversores nos quedamos con cara de idiotas preguntándonos qué ha podido pasar.
¿Por qué ocurre esto? Precisamente porque en verano, en pleno mes de agosto, es mucho más sencillo que ocurra esto que cuando todos los inversores están delante de los monitores en vez de estar en el chiringuito de la playa tomándose algo fresquito.
Los tiburones no tienen demasiado problema en “ver” las posiciones donde están colocados un gran número de stops: cifras redondas, soportes publicados por las casas de análisis, fibos, etc. La tentación es muy grande para ellos. Si con poco volumen de acciones pueden hacer bajar el precio de golpe un 10% para luego volverlas a recomprar baratísimas, ¿qué más les da a ellos arruinar todas las posiciones largas de cientos de pequeños inversores?
En muchas ocasiones estas barridas duran unos minutos, o un par de horas y en la misma sesión el valor recupera todo el camino desandado; en algunas ocasiones hablamos de porcentajes cercanos al 10%.
Las grandes agencias, con sus potentes algoritmos, su velocidad de análisis y su posibilidad de colocación de órdenes, tienen también otra ventaja: la profundidad de su visión.
Te voy a poner una situación hipotética para que lo entiendas: mes de Agosto, hora de la siesta, 16,00 horas de la tarde, 40 grados a la sombra… Llega un tiburón que sabe que con 250.000 títulos tirará la cotización un 8% haciendo saltar todos los stop-loss de ese rango. En 5 minutos y con sólo 250.000 acciones ha conseguido romper una consolidación de 15 M de títulos.
Lo peor de todo es que no es que hayan ido especialmente a por ti (aunque te hayan jodido vivo), sino que, al igual que en el análisis técnico, las resistencias, soportes, fibos,etc, los ve todo el mundo y ahí está precisamente su debilidad y su fuerza.
Piensa que para hacer barridos de stop-loss en ocasiones también aprovechan días festivos o semi-festivos, días que es fiesta en alguna comunidad autónoma o en varias, puentes más o menos largos, etc.; pero sobre todo el peligro se hace mucho mayor en verano porque se junta que la mayoría de los inversores están de vacaciones, los volúmenes que se mueven en bolsa suelen ser bajísimos en comparación con el resto del año, la liquidez suele ser bajísima y además el calor nos tiene lo suficientemente doblegados como para no perder el tiempo mirando las cotizaciones hasta que se nos han merendado.
El stop-loss sólo es una herramienta. Se puede hacer uso de ella o no. Si todos ponemos el stop en el mismo sitio se lo estamos poniendo a huevo al pez gordo, para que pase la escoba cuando lo considere oportuno. La merienda está servida. Si pones un stop con un escaso margen de un uno o dos por ciento, y encima estamos hablando de cualquiera de los chicharros y no tan chicharros que nos ofrecen las bolsas, las posibilidades de que se ejecute son enormes. Ni siquiera hace falta que alguien saque la escoba. Si observas los valores que en una sesión normal tienen una oscilación superior al dos por ciento entre la apertura y el cierre te sorprenderás.
Recuerda que, en cualquier caso, la culpa siempre es tuya, tanto si aciertas como si te equivocas. Echársela al tiburón no sirve de nada. Tú has puesto el stop-loss y no él por mucho te que duela reconocerlo. El único consuelo que nos queda es que al menos no hemos perdido “demasiado” dinero porque el stop-loss nos ha protegido aunque luego haya vuelto a subir hasta el punto original o incluso más alto todavía. Reconocer los propios errores y aprender de ellos siempre es mucho más útil.
Saludos y ánimo. Si esto fuera tan fácil todos estaríamos forrados.
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