Desde que descubrí al autor francés en el El horizonte, debo decir que lo he leído con interés, sabedor de que sus historias quizá no lleven a una parte concreta, sólo a la memoria, al recuerdo, a una intensa melancolía que me hace mucho bien cuando buceo entre sus letras, entre las calles de su ciudad, en los cafés, en las vidas siempre doloridas de sus personajes. Porque Modiano es una narrador de lo cotidiano, de personas que van y vienen en busca de un rastro de vida, de razón o de amor. Y Barrio perdido no se aleja de ese registro, en la búsqueda de la memoria, de una identidad que se quedó en su París veinte años atrás debido a un hecho fatal.
Barrio perdido
Patrick Modiano
Editorial Cabaret Voltaire
Págs. 216