Bartimeo

Por Dashira

Parecía un día normal con la misma rutina. El ciego Bartimeo a la orilla del camino se sentó en el suelo como de costumbre para mendigar.

Algunas personas que pasaban por el camino le daban dinero, otras pasaban, murmuraban y no le daban nada.Ese mismo día, que parecía un día cualquiera con la misma rutina, a Bartimeo le pareció escuchar a una multitud que pasaba en frente de él. Y oyendo que era Jesús nazareno que pasaba por el camino, Bartimeo levantó los brazos y comenzó a dar voces:_ ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Pero nadie se conmovía de este hombre, la gente seguía pasando cerca de él sin prestarle atención.Sin embargo, Bartimeo seguía dando voces: _ ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Algunas personas enojadas por las voces del ciego Bartimeo le reñían para que callase; pero Bartimeo en lugar de callarse gritaba mucho más fuerte:_ ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!Jesús al escuchar las voces de Bartimeo se detuvo y mandó llamarle.Entonces unas personas se acercaron a Bartimeo y tomándole de la mano le dijeron:_ ¡Ten confianza, Jesús te llama; levántate!
Bartimeo inmediátamente se levantó y se acercó a Jesús. Y respondiendo Jesús le dijo:_ ¿Qué quieres que te haga?El ciego Bartimeo creyendo que Jesús le podía sanar le dijo:_ Maestro, que recobre la vista.
Entonces Jesús le dijo:_ Vete, tu fe te ha salvado.En seguida el ciego Bartimeo recobró la vista y empezó a ver a todas las gentes del camino. Se deleitaba en la vegetación y por primera vez veía el hermoso cielo azul.Y lo más emocionante para él fue que pudo ver a Jesús cara a cara, por eso saltaba de alegría como un niño.Desde ese momento Bartimeo fue muy feliz y decidió seguir a Jesús.PD: No hay nada imposible para Dios. Él sana todo tipo de enfermedad si puedes creer…

Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11: 10)