Los bartolillos son unos dulces típicos de la repostería madrileña que se suelen elaborar en Semana Santa. Se trata de una especie de empanadillas de forma triangular y frita, que se elabora con una masa muy fina, y rellena de crema pastelera. Los bartolillos se categorizan dentro de la repostería, al igual que los churros, como frutas de sartén debido a que son dulces que se elaboran en fritura de aceite. Se suelen servir preferentemente calientes.
Sobre el origen de este dulce español se sostienen diversas teorías, se dice que los trajeron los romanos en su invasión de la Península, otros autores comentan que la receta vino de la época del Al'Andalus. La tercera teoría es que este postre nació de las elaboraciones que realizaban las monjas de los conventos. Sea como sea existen descripciones de este dulce ya en el Siglo XIX asociadas a la cocina madrileña. A pesar de ello se pueden encontrar de forma tradicional en otras regiones de España, como por ejemplo en Guadalajara.
Los bartolillos son dulces rellenos de crema pastelera, y posteriormente fritos. Algunos de ellos antiguamente se rellenaban de carne picada (de forma muy similar a las agujas de carne). La masa se elabora con harina y manteca de cerdo, es tradicional que la crema pastelera se aromatice con algún licor. Tras la composición se suelen freír en aceite hirviendo hasta que doren. Se sirven con azúcar espolvoreado, aunque también puede ser con almíbares. Se dice que la masa de los pestiños es la misma que la de los bartolillos sólo que más gruesa en la primera (debido a la falta de contenido). Deben comerse al instante, recién hechos, pero nunca templados.
Ingredientes:
Para la crema:
- 50 g de harina
- ½ l de leche
- 2 huevos
- 75 g de azúcar25 g de mantequilla
- cáscara de limón.
Para la masa:
- 250 g de harina floja
- 1 dl de leche
- 2 huevos,
- 100 g de azúcar
- 100 g de manteca de cerdo
- ¼ l d aceite (para freír)
En un cuenco he puesto los huevos (yo he utiliado 3 yemas) y el azúcar, todo bien mezclado para recibir a la harina, después de esta tarea es el momento de poner un poco de la leche fría.
El resto de la leche la pongo a cocer con la cáscara de limón en un cazo, cuando empieza a hervir añado la mezcla anterior y sin dejar de remover dejo que cueza a fuego muy lento unos 6 minutos más o menos.
Lo retiro del fuego y añado la mantequilla que mezclo con la crema y dejo que se enfríe totalmente.
Para la masa lo primero es mezclar la harina, la leche y los huevos hasta que esté bien ligado y después añadir la manteca y el azúcar. Tiene que quedar una consistencia parecida a la que se emplea para hacer empanadillas. Debo deciros que para obtener esa consistencia he necesitado añadir más harina.
Bien trabajada la masa la dejo reposar durante una hora aproximadamente.
La extiendo con el rodillo hasta que quede una lámina delgada, pero que no se rompa al rellenarla.
Se corta en triángulos que se unen por las bases de dos en dos, en uno de ellos pongo una cucharada de crema y lo cubro con el otro triángulo, uno y pego los bordes y los corto con una rueda corta pastas, de esta forma quedarán bien sellados y con un corte bastante uniforme.
Los frío en el aceite, bien caliente, hasta que queden dorados e inflados. Los espolvoreo con azúcar glasé y un poco de canela molida.
Calientes están deliciosos, pero fríos no se quedan atrás.