No estamos muy sobrados de música de cámara y menos en Mieres, aunque nuestro Conservatorio y Escuela de Música velan por mantener esa base de todo melómano, ofreciendo el escenario de la bien llamada Casa de la Música tanto a jóvenes promesas como a concertistas consumados. En esta tarde lluviosa de mayo se reunía un dúo conjugando promesa y realidad, además de ser padre e hijo.Desaparecida como tal la Filarmónica de Mieres que presidía Luis Fdez. Cabeza (aunque siempre dentro del Centro Cultural y Deportivo Mierense), auténtica cantera y escuela para todos los amantes de la llamada música clásica donde puedo presumir que comencé mi andadura, y salvo apariciones puntuales organizadas por CajAstur, en mi pueblo no se prodigan muchos conciertos de este tipo, siendo el propio Conservatorio y Escuela de Música quien conjuga formación y ocio musicales para todos los públicos. Y en este mes podemos disfrutar de varias veladas, corriendo la apertura a un dúo familiar (en el amplio sentido de la palabra) y cercano a muchos mierenses. El programa elegido es de los que forman intérpretes pero también oyentes:
El Allegro con brio recordó lo importante que son los dos instrumentos en estas sonatas aún clásicas (esta primera es de 1798) del sordo de Bonn, con esos diálogos tan cristalinos y pinceladas románticas en ambos solistas, contracantos contrastantes, pasajes "paralelos" a unísono, subidas y bajadas en perfecta comunión. Por su parte el Andante con moto: Tema con variaciones es un placer rememorar auditivamente cómo pasea desde el lirismo del tema al virtuosismo compartido de las variaciones. Del Rondó: Allegro surgirían los momentos más plenos de la sonata, diálogos con toques "humorísticos" que brotaron en esta formación donde la música es el aire que se respira permanentemente en su casa. Tres formas clásicas (Sonata, Tema con variaciones y Rondó) en una misma obra que unificó puntos de vista interpretativos.
A favor del solista el duro trabajo que supone estudiar esta obra y ejecutarla de memoria, estando en pleno rodaje para los exámenes finales, con todo lo que ello supone. De nuevo su profesor, presente en la sala, seguramente tomaría notas para la siguiente clase. Y es que en la música nunca se queda uno satisfecho...
Aún queda mucho mayo musical en Mieres... aunque no seamos Florencia.