Básicos para escribir terror

Publicado el 16 agosto 2010 por Hesterprynne
Este post se publicó en mi blog de escritura el 10 de febrero de 2010. Puesto que he decidido eliminar dicho blog para unificar todos mis escritos en La Letra Escarlata, aquí os lo dejo con el fin de que no se pierda.
En la revista estadounidense The Writer (abril 2008) ofrecen unos consejos muy útiles para quien desee iniciarse en esto de la escritura de terror. Resumo lo que me parece más interesante del artículo.
Para empezar, menciona al autor H.P. Lovecraft, maestro del cuento de terror nacido en Nueva Inglaterra (por cierto, bastante racista y misógino, pero en fin), quien, respecto a las obras de terror, dice algo obvio pero que muchas veces se nos olvida: Si da miedo, es bueno.
Otros consejos de la revista son los siguientes:
-Para ser un buen escritor de terror, primero hay que ser un buen escritor. Por muchas ideas brillantes que tengas, está claro que escribir requiere leer mucho y practicar mucho.-Crea un mundo normal con gente normal que vive vidas normales y después destruye esa seguridad introduciendo en la trama algo diabólico. Cuanto mejor hayas transmitido esa credibilidad y ese realismo, más miedo dará aquello irreal que introduzcas en tu historia.
-Cuida de que tus personajes sean elaborados y no planos, como los de Lovecraft, bastante pésimo a la hora de la caracterización. Como dijo Stephen King –que a mí personalmente me gusta mucho más que Lovecraft-, lo ideal es crear personajes hacia quienes los lectores sientan empatía e interés con el fin de que, a la hora de “soltar el monstruo”, les importe lo que les suceda a estos.-Haz uso de los miedos universales, aquellos que en algún momento han causado terror a cualquiera de nosotros: los extraños, los monstruos, separarse de los seres queridos, la oscuridad, las tormentas, los objetos afilados… Debes saber emplear estas herramientas sin caer en lugares comunes sino haciendo algo original con ellas.
¿A qué estás esperando? Ponte delante de la hoja en blanco y… cuidado con las sombras alargadas y las puertas crujientes, no digo más.