La Basílica de Santa María es una impresionante obra barroca del siglo XVIII que preside la calle Mayor en plena Parte Vieja donostiarra. De esta obra de arte destacan la fachada barroca de matiz churrigueresco, presidida por una escultura de San Sebastián Mártir y el retablo mayor dedicado a la Virgen del Coro, patrona de la ciudad.