A la derecha, una noticia. A la izquierda, una historia.
Los comunicadores tenemos un problema con la inmediatez. Sobre todo, con la trascendencia de los acontecimientos, más allá del momento en que ocurren. Cada vez más sentimos que el aquí y ahora son un requisito primordial para considerar un hecho como digno de ser publicado, aunque sea en Twitter.
¿Para ti, que valor tiene la primicia? Los más tecnologicistas sostienen que con la llegada de internet, eso ya no existe, que es un mito del periodismo tradicional. Pero la realidad muestra otra cosa. Cada vez más medios, pero sobre todo más comunicadores, optan por contar todo desde la perspectiva del aquí y ahora.
Las dimensiones del espacio y del tiempo se acotan. Cuándo y dónde ocurrió el hecho que se convirtió en noticia apenas si llega a ocupar dos oraciones. Las 5W y la lógica de la pirámide invertida colaboran en que esto sea posible. ¿Qué piensa el destinatario de todo esto?
Nada. Simplemente pierda el sentido de la realidad. Los medios se convirtieron en una sucesión de hechos medianamente noticiables que conforman la agenda de lo que nosotros llamamos actualidad. De vez en cuando, una nota de opinión relaciona 4 o 5 de esas noticias para demostrar su correlación, no sin ninguna intencionalidad. Pero no más que eso.
En el periodismo gráfico quizás todavía esté presente la noción de historia. Pero en el resto de los medios, sobre todo digitales, ya no. Las noticias no se transmiten como parte de un proceso, sino como acontecimientos aislados. Ya ni siquiera la base de la pirámide invertida se usa para el “contexto”.
Una historia tiene un principio, un desarrollo y un final. Contar algo que pasó es como contar una historia. Con tu impronta, desde tu visión, a través de tus palabras. El narrador no puede saltear ninguna parte, porque el relato quedaría inconcluso. Tampoco detenerse en una sola escena, porque se perdería el sentido de el resto de la historia. Lo mismo sucede con una noticia, una historia.
No perder la historicidad de las noticias es dificil. Y quizás nuestros destinatarios ni lo noten. Pero si queremos trascender a través de nuestra labor, tengamos el mismo espíritu con todo lo que hacemos. Hagamos que nuestras historias (que son más que un par de tuits) trasciendan.
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