Como lo describe su nombre este es el mas grande de los Bataráes, también es conocido como Batará coludo, o Coludo copetón. Tiene una longitud de 35 centímetros, su característica notable es la corona y frente de color negro que forman un gran copete. Tiene el dorso, las alas y la cola negras con barras blancas. El cuello y el vientre es de color gris ceniciento. Tiene el pico grisáceo y la maxila con el culmen negro terminando la misma con un ganchito en el extremo, característica que resulta evidente en mi fotografía.
Esta especie integra un género monotípico "Batara", su peso alcanza los 150 gramos, macho y hembra son diferentes. Esta última presenta la parte frontal y anterior de la corona de color castaño, el copete es negro. El dorso y las alas son negras con barras de color ocre-canela al igual que la cola; tiene el vientre de igual coloración que el macho.
Su nido tiene forma de tazón, lo construye con tallos de yuyos y reviste el interior con material compuesto por hierbas finas. Se reproduce entre Octubre-Noviembre y pone 2 o 3 huevos mayormente blancos con manchas oscuras.
Espiándonos.....
En la Argentina se lo encuentra en selvas y de las dos sub especies es Batara cinerea cinerea la que se encuentra en Misiones, siendo Batara cinerea argentina en Jujuy, Salta y Tucumán
Mapa de distribución en América del Sur
InfoNatura: Animals and Ecosystems of Latin America [web application]. 2007. Version 5.0 . Arlington, Virginia (USA): NatureServe. Available: http://www.natureserve.org/infonatura. (Accessed: January 15, 2015 ).
Este es el mapa de distribución del sitio xeno-canto; el punto rojo que se encuentra a la izquierda del límite de distribución en Misiones es el lugar de nuestro registro y de la grabación de Seko Pradier.
También lo escuchamos con esta voz.
Pero como en todas nuestras salidas siempre rescatamos alguna anécdota les voy a contar el motivo por el cual el Seko no pudo registrar en su equipo de grabación esta voz. Cuando llegamos al complejo un perrito nos siguió desde que entramos permaneciendo junto a nosotros todo el tiempo que estuvimos en Don Rodolfo. Cuando estábamos acomodados en fila para fotografiar al Batará, Javier me deja su lugar para que yo saque algunas fotos, y mientras el retrocedía unos metros sin mirar hacia atrás pisa al perro el cual ladra asustado espantando al batará y dejándolo al seko con las ganas de lograr otro registro de audio, me resulta imposible transcribir en texto todo los que aconteció luego.