El encargado de llevar a cabo este proyecto ha sido el director debutante Chris McKay con experiencia en televisión. Este cineasta opta por la comedia gamberra de animación (son geniales los guiños a la serie de televisión de los años 60 de Adam West) con un ritmo excesivamente acelerado con lo que los frenazos se notan demasiado en los momentos de gran carga dramática. Hubiese sido necesario un mayor equilibrio entre la acción y los diálogos más profundos. No obstante, tanto padres como niños saldrán contentos de la sala de proyección. Por otra parte, tal está siendo el éxito de esta segunda parte que se está preparando la siguiente como hábilmente muestra un tráiler que acompaña a la producción.
Algunos lectores se preguntarán que nos aporta esta producción si dejamos a un lado las simpáticas situaciones cómicas como esa voz en off del principio de la producción que describe los créditos iniciales. La verdad es que nos ha sorprendido gratamente como se ha tratado el valor de la acogida que permite reflexionar sobre la necesidad de sentirse queridos por una familia que es como un equipo, donde todos se quieren con cualidades y defectos incluidos. Cambiando de tema, refleja el alto grado de compromiso del protagonista en su “cruzada” frente al mal y el valor de una promesa dada, que nos recuerda la ética del personaje sin desvirtuar, por tanto, la filosofía del Caballero Oscuro original, creado por la compañía DC. Hay que prestar atención a la escena en la que Bruce Wayne recuerda a sus padres con cariño y admiración, pues puede entenderse como un acercamiento sutil a la trascendencia.
Por cierto y como dato curioso, Juan Antonio Bayona le pone voz a Superman, su personaje favorito de esas características, mientras que el doblador español Claudio Serrano, que literalmente, como él ha contado, se dejó la voz para doblar al Batman de Nolan, brilla haciendo lo propio en esta ocasión con el hombre murciélago, aunque en mayor medida porque nos ha salido parlanchín ( publicado en Pantalla 90).