Parecía evidente que, en algún momento, Warner Bros. tenía que ponerse las pilas y comenzar a explotar la sinergia entre los personajes del mundo DC Comics, con el objetivo de generar el inicio de una verdadera franquicia de superhéroes coral y cohesionada, y no sólo películas individuales e independientes que no atendieran a un universo en común. La intención de ‘Batman vs. Superman: El Amanecer de la Justicia‘ es bastante evidente, pero aún siéndolo, la película no se ve absorbida por una necesidad desesperada de iniciar esa franquicia y funciona bastante bien como historia aislada, aún cuando las alusiones a tramas paralelas, contadas ya en otras películas o no, son constantes.
¿Contradicción? Para nada. ‘Batman vs. Superman‘ recoge literalmente la premisa asentada en ‘Superman: The Man of Steel‘, sintetiza la premisa de un personaje cuya historia conocemos ya perfectamente, presenta a un personaje nuevo (ya la has visto en el tráiler y en los carteles) de cuyo origen sólo expone goteos de información (suficientes) y hace alusión a realidades fuera de la trama que sin duda darán para alimentar los guiones de unas cuantas películas más. Consigue combinar las expectativas de novedad con los conocimientos previos, narra lo suficiente sin sobrecargar de ese tipo de explicaciones manidas a las que se nos tiene acostumbrados y, finalmente, resulta en una película lo suficiente sencilla como para ser entendida por todos, más o menos fans de los personajes, y lo suficiente enigmática como para deslizar en el espectador el deseo de saber más acerca de este universo, sus dimensiones y posibilidades.
Eso sí, imprescindible haber visto la precuela de Superman.
Se agradece a una “película de superhéroes” que se dote de más peso y espacio, no a las peleas omniscientes y a los golpes de efecto a base de traca y frases hechas, sino a todo aquello que da sentido y hace atractivo a un superhéroe: su drama personal. Los dilemas morales que genera enfrentar los principios y los deseos de un personaje determinado y poderoso contra los de otro igualmente determinado y (bueno, tal vez no igualmente poderoso, pero sí muy muy determinado), resultan bastante más interesantes que comprobar quién aguanta mejor los puñetazos.
Más interesante que enfrentar a dos hombres es enfrentar dos ideas. Esta dualidad, vista en tráilers y carteles (Dios contra el hombre, el día contra la noche), no se queda sólo en un anzuelo publicitario, en una estética de venta, sino que se materializa en una trama lo suficiente cargada de fondo como para resultar en situaciones y diálogos interesantes que ponen sobre la mesa cuestiones controvertidas. Dos posturas definidas, comprensibles y defendidas por sus representantes con férrea decisión. Esto adquiere mayor interés cuando se suma, además, una tercera.
Lex Luthor resulta ser un villano atractivo, sostenido no sólo sobre su histrionismo, muy bien calibrado, sino construido además sobre una serie de ideas que funcionan como una matrioska rusa: debajo de cada una hay otra nueva. Tiene un objetivo, tiene unos motivos y tiene una magnífica manera de revelarlos y de maquinar para satisfacerlos. Es todo lo que puede pedirse de un buen antagonista.
Hay algo, una chispa, de ‘Watchmen‘ en ‘Batman vs. Superman‘, y no porque el Comediante sea el padre de Batman (minipunto para el director de casting). Hay un discurso oscurecido y argumentos sobre la mesa, un cuestionamiento real y un problema moral que resolver. Ese tipo de problema moral que resolvería tu madre con una dosis de filosofía sencilla de vida, pero que aquí provoca una Tercera Guerra Mundial. Habría que atender más a las madres, ¿no?
Hay también mucho de Zack Snyder (¡quién lo diría! ¿no?). Su director gusta mucho de enmarcar los momentos cual cuadros renacentistas, de subrayar instantes a través del slow motion y de una fantástica banda sonora original. Ello genera una sensación de recreación en los acontecimientos que, si bien para muchos podrá significar una ralentización excesiva, para otros resultará en un mayor disfrute de todo lo que sucede en pantalla.
Por supuesto, tiene que estar la dosis de batalla por el fin del mundo, destrozo de ciudad metropolitana y clímax trágico final, pero todo lo que nos ha llevado hasta ese momento es lo suficiente satisfactorio como para no decidir, sencillamente, recostarse y disfrutar de los fuegos artificiales. Y vaya si los hay. Uno se pregunta cómo se ha pasado de repente a semejante despliegue de poderes sobrehumanos, uno detrás de otro. Es la presencia de Batman la que nos mantiene con los pies sobre la Tierra. Un Batman del que los más estrictos fans dirán que se ha perdido quizá lo más importante: sus principios. Un Batman duro, estoico, enfurecido, algo alejado del Bruce Wayne altruista y más alejado aún del filántropo, en favor del vengativo y colérico.
En conclusión, encontrarás en ‘Batman vs. Superman: El Amanecer de la Justicia‘ una película tan dual como su título: la clásica historia de mamporros estelares y amenazas ultracósmicas por un lado, y la pugna de la ética sobre un asunto de cierta complejidad, expuesto con respeto y no como una excusa barata para que estos dos se den de tortas. Para alguien cuyas expectativas no estén condicionadas al alza por alguna razón potente (como, tal vez, ser un seguidor acérrimo de los cómics), se tratará sin duda de una película que disfrutar a varios niveles, con personajes y conceptos merecedores de atención y un acabado final redondo y muy correcto.
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