¿Se puede usar un sencillo juego de toda la vida, como el de hundir los barcos (desconozco si tiene nombre oficial), como punto de partida para una película? Pues está visto que sí, y el resultado es Battleship, aunque la única relación con el juego es una secuencia en la que el barco de los protas dispara contra un enemigo al que no ven, utilizando una cuadrícula de referencia. El argumento de la película es el siguiente: la comunidad científica pone en órbita un satelite especialmente diseñado para enviar una potente señal hacia un planeta que han descubierto, que cumple con las condiciones necesarias para albergar vida. Seis años después, en respuesta a dicha señal, unos alienígenas llegan a la Tierra con intenciones belicosas.
Al principio de la peli, cuando un científico explica a los medios de comunicación por qué el planeta en cuestión es tan interesante, hay una pequeña dosis de buena ciencia que me sorprendió gratamente. El personaje dice que el planeta está a la distancia adecuada de su estrella para tener agua líquida, ya que si estuviera demasiado lejos haría demasiado frío, y si estuviera demasiado cerca haría demasiado calor. Bien, eso es correcto y bastante fácil de entender. El calor recibido por un planeta depende de su distancia a la misma. Para cada estrella, existe una distancia mínima y máxima que define la llamada zona de habitabilidad, en la que de encontrarse un planeta en ella, el margen de temperaturas sería el adecuado para permitir la presencia de agua líquida.
También afirma que la masa es la adecuada para mantener una atmósfera, lo que es otro acierto. Nuestra luna está a la misma distancia al sol que nosotros, pero no hay vida. ¿Por qué? Porque no tiene atmósfera. ¿Por qué? Porque su masa es demasiado pequeña. Eso hace que la gravedad en su superficie sea muy baja, y cualquier gas «se escape» al espacio. Pensad que un gas tiende a expandirse, hasta que alcanza el tamaño de su contenedor, y que una atmósfera no está encerrada en ningún contenedor. Sólo la gravedad del planeta en cuestión la mantiene ahí.
Pero aquí se acaba la buena ciencia, así que vamos a lo que nos interesa. ¿De dónde vienen los alienígenas? Al principio de la peli, mencionan simplemente que al planeta descubierto lo han bautizado como Planeta G. Más adelante, cuando se detecta que objetos de origen extraterrestre han caído a la Tierra, uno de los astrónomos menciona que vienen del sistema Gliese, hacia donde iba dirigida la señal del satélite. Bien, Gliese no es un sistema estelar, sino un catálogo de estrellas. Se trata de un trabajo iniciado por el astrónomo alemán Wilhelm Gliese (de ahí el nombre), y que recopila las estrellas más cercanas a nosotros (excluyendo el Sol). En su versión actual (la tercera edición), recopila todas las estrellas que están a una distancia de hasta 25 parsecs (algo más de 80 años luz). El catálogo Gliese tiene unas 3.800 estrellas, y el nombre que reciben depende de la edición del catálogo en la que se incluyó la estrella por primera vez, aunque en los tres casos consiste en un prefijo de dos letras (la primera una «G»), seguido de un número de hasta 4 cifras enteras (las estrellas nuevas del segundo catálogo tienen decimales). De manera más informal, se hace referencia a estas estrellas por el nombre del catálogo y su número (por ejemplo, Gliese 581).
Desde luego, ningún astrónomo se referiría a una estrella de este catálogo, simplemente como «Gliese». Pero vamos a ignorar este primer error. ¿En cual de las casi 4.000 estrellas del catálogo Gliese puede estar el planeta G? Bueno, tenemos un dato adicional, proporcionado de forma implícita. En la película, la señal se comienza a transmitir en 2.006, y los alienígenas llegan en 2.012, es decir, pasa un intervalo de 6 años. Se nos explica que la función del satélite que retransmite la señal es amplificarla, proporcionarle más energía (lo que me lleva a preguntarme por qué; ¿no se dispone de mucha más energía en una estación terrestre, con acceso a una red de distribución de electricidad o generadores sin límite de tamaño, que en un satélite?). No se nos dice nada de una nueva forma de transmisión más rápido que la luz, ni que se hayan descubierto taquiones, o algo similar. Sólo que el dispositivo transmite con una potencia superior a la de cualquier aparato fabricado hasta entonces. Así que la señal viajaría a la velocidad de la luz, por mucha energía que tenga. Por tanto, aún suponiendo que los alienígenas tengan una tecnología para viajar de forma casi instantánea, dado que su visita es consecuencia de la recepción de la señal, su planeta no puede estar a más de 6 años luz.
¿Y cuántas estrellas hay en el catálogo Gliese a 6 años luz o menos? Pues solamente tres: Gliese 551 (a 4,2 años luz), Gliese 559 (un sistema binario a 4,4 años luz), y Gliese 699 (a casi 6 años luz). Pero aquí tenemos otro problema. Sería altamente improbable que un astrónomo se refiriera a cualquiera de ellas por su nombre en el catálogo Gliese, a menos que pretendiera ser pedante o vacilar con sus compañeros. ¿Por qué? Pues porque las tres tienen nombres mucho más conocidos y mucho más empleados. Así, Gliese 551 es nada más y nada menos que Próxima Centauri. El sistema Gliese 559 es su prima hermana Alfa Centauri (se cree que tanto Próxima como Alfa puedan estar ligadas y formar un sistema de tres estrellas). Y Gliese 699 es la Estrella de Barnard, famosa por ser la estrella con mayor movimiento aparente (esto es, es la que más se desplaza en nuestro cielo).
Por supuesto, existe otra opción, y es que los guionistas ignoraran que cualquier transmisión electromagnética, viaja a la velocidad de la luz. Eso es igualmente mala ciencia, ya que, insisto, en la peli no se habla de ningún descubrimiento revolucionario que permita transmitir una señal que viaje más rápido que la luz. Los dos grandes descubrimientos ficticios de la peli son el planeta habitable y el sistema de amplificar la señal (y un fotón en el vacío viaja a la misma velocidad, no importa la energía que le des). Si este fuera el caso, apostaría a que los creadores de la película estaban pensando en la estrella Gliese 581, concretamente en el planeta Gliese 581 g.
¿Por qué? Pues porque fue el primer (y de momento, creo que único, aunque su existencia aún está por confirmar) exoplaneta descubierto que podría cumplir con las condiciones necesarias para albergar vida: está en la zona de habitabilidad de su estrella, es rocoso y con suficiente masa parea mantener una atmósfera. El descubrimiento se anunció en 2010, el mismo año que se comenzó a rodar la película. Además, es el planeta «g» de su estrella, esto es, el sexto en descubrirse en torno a ella. La nomenclatura de los planetas extrasolares es sencilla: se usa el nombre de la estrella, seguida por una letra minúscula, comenzando por la «b», y siguiendo por el alfabeto a medida que se descubren más planetas en esa estrella (este orden no tiene por qué coincidir con la distancia; así, Gliese 581 g es el sexto descubierto, pero el cuarto en distancia a Gliese 581; Gliese 581 b es el primero descubierto, pero el segundo en distancia a Gliese 581).
Pero como he mencionado antes, si este fuera el caso, y Gliese 581 g es el planeta G de la película, tenemos el pequeño obstáculo de su distancia: unos 20 años luz. O bien el satélite consigue que los fotones violen las leyes físicas, o bien la señal no tuvo nada que ver con la visita de los alienígenas.
Nota: Para los curiosos, una lista de las estrellas en un radio de 20 años luz, ordenadas por distancia.