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El hombre llegó al puerto de Buenos Aires en el vapor “Tritón”. Era 1908 y su pasaje, comprado en Montevideo, le había costado un peso. A la capital uruguaya había arribado un par de años antes desde su Barcelona natal. Cuando llegó a esta ciudad, en ebullición y camino al Primer Centenario de la Revolución de Mayo, José Roger Balet tenía apenas 19 años. Sin embargo, ya cargaba con una experiencia de comerciante avezado. La había mamado en su ciudad desde los 11 años haciendo el corretaje callejero de grandes almacenes especializadas en papeles de embalaje e imprenta. Por entonces no tenía sueldo; sólo recibía comisión por sus ventas.
La historia cuenta que aquel adolescente llegó a América sólo con una valija, después de veintiún días en la tercera clase de un barco español. Y con ese punto de partida como referencia, se convirtió en figura. Antes hizo de todo: trabajó en el puesto de un sobrino de su papá, en el viejo Mercado del Plata; fue cadete y vendedor en un comercio; fue empleado en una tintorería llamada “Los mil colores” (estaba a metros de Esmeralda y Bartolomé Mitre) y hasta cuentan que alcanzó el puesto de segundo jefe del departamento Bazar y Menaje de una tienda por departamentos creada por el británico Alfred Gath y el argentino Lorenzo Chaves.
Pero esas fueron sólo escalas. En 1913, en San Juan y Lima, abrió su propio local. Hacía dos años que se había casado con Dresda Rossi, con quien tendrían cuatro hijos: Ataulfo, Enrique, Elena y Dresda. Aquel negocio enseguida fue un éxito de ventas. Se llamaba “Mundial Bazar”. Después, como eso funcionaba muy bien, abrió el primer local de su cadena, a la que llamó “Dos Mundos”. Es decir, España y Argentina. El bazar (se inauguró el 13 de mayo de 1915) estaba en Corrientes y Bermejo (actual Jean Jaures). Su lema era “ganar poco pero vender mucho”. Sus clientes eran mayoritariamente los inmigrantes. En la Capital Federal llegó a tener más de veinte sucursales.
El edificio símbolo de aquella cadena es el que Roger Balet compró totalmente en 1953. Estaba en Callao 312, esquina Sarmiento, donde había funcionado la Casa Moussion, un lugar de peinados y modas femeninas al estilo de los que había en París. Construido en 1912, es obra de los arquitectos Emilio Huge y Vicente Colmegna. Inscripto en la línea del Art Noveau tiene ventanas curvas de 12 metros de alto y los ladrillos que se usaron en su construcción se importaron desde Francia, ya que la dueña de la gran tienda era una mujer nacida en ese país. En la parte superior del edificio funcionó un hotel de encuentros, pero aquello terminó cuando el catalán lo compró. Con algunos cambios en su planta baja, aún hoy luce su estilo de gran obra arquitectónica.
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…desde 1940 en adelante, empezó a donar escuelas en las provincias, eligiendo el lugar en el que eran más necesarias. Aquello también se extendió a Uruguay (el primer país que lo recibió en América) y Chile. En la Argentina fundó 48 escuelas públicas.
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EDUARDO PARISE
“Ganar poco, vender mucho”
(clarín, 11.03.13)