Tarde pero aún llego a tiempo de enseñaros en que ando metida esta semana, o al menos alguna cosita porque llevo muchas lecturas al mismo tiempo, pero como le voy a dar prioridad a esta, os la presento como si sólo llevara este libro entre manos.
La oportunidad de acercarme a él me vino de la mano de la editorial Planeta, un día recibí un mail preguntándome si me gustaría participar en la promoción del libro, miré la sinopsis, me pasé por la página de la editorial y me convencí de que el libro podía ser de mi interés.
Y es que auna varias de mis pasiones, es novela histórica, se ambienta en Barcelona, ciudad por la que tengo especial querencia y en la que mi marido vivió cuatro años de su vida, y se sitúa en una período histórico que yo tengo poco explorado, comienza en 1904 y termina por lo poco que he podido investigar hacia 1926.
Hace ya unos días que lo he empezado pero llevar siete libros al mismo tiempo es lo que tiene, que apenas avanzas y no porque no sea interesante, pero solo lo cojo por las noches y ando muy cansada, así que como mucho leo un par de capítulos, a ver si este fin de semana le puedo dar un poco de marcha.
Autor: Andrés Vidal
Editorial: Planeta
Nº Pág: 557
Se acercaba la verbena de San Juan y aquel lunes de 1904 se había despertado nublado y bochornoso. Juan Navarro conducía el tranvía de la línea que unía la plaza Urquinaona, en pleno centro de Barcelona, con la plaza Ibiza, allá arriba, en el barrio de Horta. Desde ese lugar del Tibidabo se observaba en la proporción justa, ni demasiado próximo para distorsionar la perspectiva, ni lo bastante lejos para perder nitidez e impedirle sentir una vez más la satisfacción del recuerdo legendario. Sin lugar a dudas, aquella era la mejor historia que conocía sobre la tentación y la fortaleza de resistirse a caer en ella. El pecado o la virtud, la eterna elección.
No es un inicio impresionante pero llevo leídos unos cuantos capítulos y esta muy bien escrita, avanza de forma pausada pero segura, así que voy a esperar a terminar para hablaros de ella, no sea que me precipite al sacar conclusiones