Hoy es viernes y el cielo esta plomizo aquí en el Levante español, donde no esté lloviendo a mares, apetece quedarse en casa, acomodada en el sofá con una mantita en las piernas y un buen té calentito, sin embargo ya puedo soñar porque eso no me está permitido hoy.
La lectura que se cruzó en mi camino, no es otra que La canción del siciliano de Cristina Amanda Tur que liquidé hace un par de días y desde entonces estoy rematando la reseña, a ver si es posible tenerla lista para el lunes que me apetece mucho hablaros sobre ella.
Y en unas horas comenzaré un libro que es un reto para mí, lo lanzó Kayena desde su blog, consistía en una lectura conjunta de un libro de relatos con motivo de Halloween. La temática no es la que más me gusta por no decir que no me acerco a ella si no es por compromiso. Pero puesto que eran relatos me atreví, a día de hoy como hay que leerla en el lector, y no le he cogido el gusto aún, y el género que no es el que más me apasiona no le había encontrado hueco. Pero ya toca ponerse manos a la obra porque el tiempo me pisa los talones.
Os voy a poner un fragmento de La bibliotecaria de Auschwitz uno de tantos que me ha impactado y atesoro como una joya.
"Dita se da cuenta de que deben de haber ido a pedirle mondas de patata, una de las chucherías predilectas de los niños, pero por lo visto la cocinera está cansada de los pedigüeños y ha decidido despacharlos destempladamente. Sin embargo los niños de diez años y el propio Gabriel no se baten en retirada, sino que se separan unos pocos metros, haciendo un pasillo, para dejar pasar a Gabriel y a la cocinera enfadada. El niño da un quiebro a un lado, y la cocinera está a punto de tropezar sobre una placa de hielo y caer estrepitosamente. Al recuperar el equilibrio, ve plantado delante de ella al grupo de los pequeños, que acaba de llegar justo en ese momento. Van cogidos todos de la mano y expulsan vaho por la boca a causa del esfuerzo que han hecho por seguir el paso vivo de los mayores. Beáta no puede evitar ver sus caras, eternamente hambrientas. Y, sorprendida, detiene su manoteo y se pone con los brazos en jarras ante aquel rebaño de angelitos embarrados de fango y nieve que tienen los ojos implorantes." (Pág 210)
Que malo es el hambre, ¿quién de nosotros es capaz de ver una chuchería en una monda de patata?
Y ahora el libro que ocupara mi próxima semana para llegar a tiempo de la reseña de Halloween
Titulo: Recién Muertos
Autor: Varios
Editorial: Lucas L. Lair
Nº Páginas: Mi versión es digital y supongo que diferirá según en que formato se lea así que esta información la obvio.
Nºde Relatos: 12
Pongo el inicio del primer relato, deseadme suerte porque con lo miedosa que soy me parece que me esperan días sin dormir
El sacerdote sintió una súbita congoja, como si una mano gélida le aferrase el corazón. Fuera, el temporal arreciaba. El viento ululaba, los relámpagos dividían el cielo y la lluvia era tan densa que semejaba un enjambre enloquecido de insectos rabiosos. El sacerdote echó un nuevo leño al fuego para avivarlo, causando una explosión de chispas y pavesas que remolonearon hacia el cañón de la chimenea. Tendió las manos hacia las llamas y se acercó tanto como la prudencia aconsejaba, y ni aun así logró entrar completamente en calor. El rostro y el pecho le ardían, pero sus riñones y su espalda eran un páramo helado.
También sus tripas, aunque para esto último tenía remedio.
El principio no asusta mucho ya veremos como sigue, os cuento dentro de semanita y media más o menos.
Os recuerdo que hay un sorteo activo en el blog y que estáis a tiempo de apuntaros.