BCN Film Fest 2020: Quisiera que alguien me esperara en algún lugar

Publicado el 03 julio 2020 por Lacabecita @lacabecita

Volvemos a la sección oficial del BCN Film Fest con una película que llega desde Francia con un reparto de actores muy establecidos en su país pero sin demasiada proyección internacional, así como Arnaud Viard. Me enfrento a ciegas con este drama familiar, adaptación de la homónima novela y me sorprendo con sus peculiaridades.

En la bonita casa familiar, al final del verano, Aurora va a celebrar su 70 cumpleaños, rodeada de sus cuatro hijos, que han venido especialmente para la ocasión. Está Jean Pierre, el mayor, que ha adoptado el papel de jefe de familia desde la muerte del padre; Juliette, que espera su primer hijo a los 40 años y que todavía sueña con ser escritora; Margaux, la artista radical de la familia, y Mathieu, de 30 años, que vive angustiado por seducir a la bella Sarah.

Tengo que felicitar a la organización del BCN Film Fest por armar esta programación con todos los problemas que ha generado la pandemia, porque esta es una película que no será demasiado memorable, pero tiene ese factor diferenciador que los festivales tienen que apoyar. Quisiera que alguien me esperara en algún lugar sale airosa en manejar una historia con 5 tramas diferentes sobre una familia, sus secretos y como les marca una tragedia sin tener ese toque teatral que suelen tener este tipo de películas. Puede parecer que el film se basaría en esa cena de cumpleaños de la matriarca, pero la no linealidad, el desarrollo de cada uno de los personajes y un tono seco y agridulce favorecen a esta historia.

Estructuralmente, hay algunas cuestiones irregulares y que te sacan de la película pero el crecimiento de estos personajes en frente de la adversidad funciona, eso sí, sin impresionar. El factor positivo principal de la película sin duda es su ritmo y montaje, cosa que hace que sea una película entretenida y que entra bien en un programa de estas características, pero la dirección de Arnaud Viard es demasiado clásica, recatada y no suma a un guion bastante sólido, que es el sustento del largometraje.

Jean-Paul Rouve se marca una actuación muy sólida, con un arco muy difícil que lleva con mucha elegancia y sus compañeros no se quedan atrás, conformando un buen elenco que lleva a esta película al sello de calidad necesario para estar en un festival de este calibre.

En definitiva, un drama sólido que no impresiona pero funciona, un alegato a favor de empezar de nuevo con un tono lleno de grises, como la vida misma.

Crítica escrita por Jaume Maneja