Desde que se supo que Liam continuaría una carrera con una banda nueva, comprometiendo en este nuevo proyecto a la mayoría de la formación final de Oasis,( restando obviamente al sensible aporte de Noel) el revuelo surgió como por generación espontánea. Con esta información se empezó a gestar en el mundo melómano( y no tanto), una sensación al borde de los morboso por ver con que saldría el hermano menor de la icónica banda de Manchester.Eso para la previa, pero para el análisis tenemos almenos dos puntos en los que circular.Primero que todo,está la premura con que se gestó el proceso de formación del grupo y nacimiento del primer disco. Tanto vértigo puesto en esta producción hacia pensar en una apuesta demasiado riesgosa y que tal vez no diera la talla en cuanto a calidad (cierto prejuicio de capricho ronda-ba también, todos ya conocemos el temperamento de Liam),en ese punto el álbum pasa la prueba. Ahora si lo comparamos con el repertorio mancuniano (cita casi inevitable, lo siento pero el pasado es demasiado grande para obviarlo), en esa lid el álbum queda al debe, rememora a ese periodo posterior al 97’ y anterior al 05’. Sin adentrarse en terrenos sicodélicos pero si tomando mucho de ese pop-rock, en el que Archer y Bell, demostraron su valía en los tiempos en que se democratizo el proceso creativo de Oasis.¿Entonces en que quedamos?..Bueno es un buen disco con bastante intento de matiz. Da la sensación de una adentramiento en diversificar la paleta sónica, probando con varios estilos para darle dinamismo a las canciones, sin embargo son solo tentativas, hay una especie de cobertura que sigue haciendo parecer los tracks demasiado unidimensionales. Por eso es que no alcanza a ser unaplaca compacta. Le pesa cierto desbalance, en que habiendo baladas preciosas (The beat goes on) o posibles neo-clásicos (The Roller), también hay una cantidad tangible de relleno. Pero para estos tiempos es un gran álbum versión 2011 de medio Oasis.Como les decía al inicio no solo buenas razones hay para escuchar la placa, también canciones. Ese piano envolvente y lúdico de ”Bring The Light” que no convencía inicialmente, pero va ganando con las escuchas a puro destello. El folk burlesque de “Millonaire” o esa balada preciosa con claras reminiscencias a Macca que es “For anyone” (“Three ring Circus” se reserva el homenaje a Lennon), salen bien paradas. Pero las que realmente brillan son “The Roller”, sencillamente encantadora con vaivenes sónicos o esas baladas pop con puro sello UK que son “The beat goes on” o “Kill for a dream”.Las dosis de rock n’roll, llegan con “Beatles and Stones”, “Four letter word” (un inicio apantallante) o “Standing on the edge of noise”, remueven la atmosfera de la placa con dispares resultados. Y ya con cierta indiferencia se puede apreciar a “Wind up a dream” (que ni la inclusión de armónica lo rescata de ciertas formas monocromáticas).Ya para el recuento, Liam no es un tipo que crea le deba nada a nadie, al contrario. Entonces, si dejamos deslizar todos los prejuicios que se puedan albergar o alguno que otro resquemor para quienes preferían el todo en vez de dos mitades, (que por el momento lucen incompletas), tendríamos un prometedor futuro para Beady Eye. Aun hay que pulir uno que otro detalle que tal vez se haya visto afectado por la prisa. Con esto en mente, mi lado melómano me dice que hay buenas canciones, mi lado racional dice que aún hay que esperar. Cosas muy buenas pueden venir por este camino,u otras descartables si se dejan llevar por el exceso, por ahora… habrá que esperar, mientras caminan por el filo del sonido.PD: Nadie puede negar la genialidad de la portada, NADIEFrancisco Silva
Desde que se supo que Liam continuaría una carrera con una banda nueva, comprometiendo en este nuevo proyecto a la mayoría de la formación final de Oasis,( restando obviamente al sensible aporte de Noel) el revuelo surgió como por generación espontánea. Con esta información se empezó a gestar en el mundo melómano( y no tanto), una sensación al borde de los morboso por ver con que saldría el hermano menor de la icónica banda de Manchester.Eso para la previa, pero para el análisis tenemos almenos dos puntos en los que circular.Primero que todo,está la premura con que se gestó el proceso de formación del grupo y nacimiento del primer disco. Tanto vértigo puesto en esta producción hacia pensar en una apuesta demasiado riesgosa y que tal vez no diera la talla en cuanto a calidad (cierto prejuicio de capricho ronda-ba también, todos ya conocemos el temperamento de Liam),en ese punto el álbum pasa la prueba. Ahora si lo comparamos con el repertorio mancuniano (cita casi inevitable, lo siento pero el pasado es demasiado grande para obviarlo), en esa lid el álbum queda al debe, rememora a ese periodo posterior al 97’ y anterior al 05’. Sin adentrarse en terrenos sicodélicos pero si tomando mucho de ese pop-rock, en el que Archer y Bell, demostraron su valía en los tiempos en que se democratizo el proceso creativo de Oasis.¿Entonces en que quedamos?..Bueno es un buen disco con bastante intento de matiz. Da la sensación de una adentramiento en diversificar la paleta sónica, probando con varios estilos para darle dinamismo a las canciones, sin embargo son solo tentativas, hay una especie de cobertura que sigue haciendo parecer los tracks demasiado unidimensionales. Por eso es que no alcanza a ser unaplaca compacta. Le pesa cierto desbalance, en que habiendo baladas preciosas (The beat goes on) o posibles neo-clásicos (The Roller), también hay una cantidad tangible de relleno. Pero para estos tiempos es un gran álbum versión 2011 de medio Oasis.Como les decía al inicio no solo buenas razones hay para escuchar la placa, también canciones. Ese piano envolvente y lúdico de ”Bring The Light” que no convencía inicialmente, pero va ganando con las escuchas a puro destello. El folk burlesque de “Millonaire” o esa balada preciosa con claras reminiscencias a Macca que es “For anyone” (“Three ring Circus” se reserva el homenaje a Lennon), salen bien paradas. Pero las que realmente brillan son “The Roller”, sencillamente encantadora con vaivenes sónicos o esas baladas pop con puro sello UK que son “The beat goes on” o “Kill for a dream”.Las dosis de rock n’roll, llegan con “Beatles and Stones”, “Four letter word” (un inicio apantallante) o “Standing on the edge of noise”, remueven la atmosfera de la placa con dispares resultados. Y ya con cierta indiferencia se puede apreciar a “Wind up a dream” (que ni la inclusión de armónica lo rescata de ciertas formas monocromáticas).Ya para el recuento, Liam no es un tipo que crea le deba nada a nadie, al contrario. Entonces, si dejamos deslizar todos los prejuicios que se puedan albergar o alguno que otro resquemor para quienes preferían el todo en vez de dos mitades, (que por el momento lucen incompletas), tendríamos un prometedor futuro para Beady Eye. Aun hay que pulir uno que otro detalle que tal vez se haya visto afectado por la prisa. Con esto en mente, mi lado melómano me dice que hay buenas canciones, mi lado racional dice que aún hay que esperar. Cosas muy buenas pueden venir por este camino,u otras descartables si se dejan llevar por el exceso, por ahora… habrá que esperar, mientras caminan por el filo del sonido.PD: Nadie puede negar la genialidad de la portada, NADIEFrancisco Silva