Beatitud. Visiones de la Beat Generation (2):

Por Davidgonzalez
Y continúo con más fragmentos de los relatos que forman parte de esta antología en homenaje a la Beat Generation, coordinada, repito, por los poetas y narradores Vicente Muñoz Álvarez & Ignacio Escuín Borao, y editada primorosamente por Ediciones Baladí:
ON THE (SOVIET) ROAD / MIGUEL SILVESTRE:
El estalinismo ha matado mucho, de acuerdo, pero el anhelo beatnik ha matado peor. Lo ha hecho lentamente, dejando envejecer a los jóvenes hipsters y enfrentándolos al espejo de su fracaso como inconformistas. El beat, o muere joven o muere ridículo. Generaciones enteras de sensibles muchachos se han malogrado soñando con viajes iniciáticos y aventuras en la carretera; la mayoría nunca lo intentó, o como mucho se conformó con un largo fin de semana de fiesta química que no les dejó sino ojeras.
AND OLD LETTER REVISITED / RAÚL GARCÍA:
Y luego han empezado a hablar de la edad, que tenemos una edad y hay que hacer esto y lo otro como si fueran pasos preestablecidos que hay que cumplir antes de la fecha límite, tener una casa con una hipoteca cómoda acogedora y con gusto, y dos coches uno grande y elegante para él y otro pequeño para la ciudad, fácil de aparcar pero bonito. Y el trabajo, el trabajo es importante, pasta, pasta y posición (más dinero), mejor mandar que ser mandado, mucha responsabilidad bien pagada. ¿Y qué hay de los hijos?
GIORNO ELIGE A GINSBERG EN LA NOCHE DE BARCELONA / SERGIO GASPAR:
Sucedió en un libro, como la mayoría de las cosas importantes de mi vida. Yo era un joven universitario y antifranquista, con barba y pipa y gafas de concha, que me creía escritor. Compré -o robé en una librería, no puedo estar seguro, porque por aquellas fechas practicábamos con asiduidad la revolucionaria acción de robarle libros al sistema capitalista y devolvérselos al pueblo, es decir, a nosotros, sus legítimos propietarios - la Antología de la Beat Generation de Marcos Ricardo Barnatán, volumen de tapa dura publicado por Plaza y Janés en los años 70.


CON UNOS TÍOS CUALESQUIERA / SAFRIKA:
¿Sabes cómo conocí a Neal?, menudo tipo, qué descerebrado. Me lo presentó Greg, el chico aquel taaaaan fuerte con el que salí un par de veces, en San Francisco. Me llevó a beber, había mucha gente pero casi no recuerdo nada, iba tan ciega ¿sabes?, ¡taaaaaaaaan ciega! Total, que estuvimos en el Golden Gate Park, me tiró en la hierba me besó un poco y luego me llevó a una casa, bueno, a un cuchitril, una mierda de casa con un agujero por ventana y Neal estaba allí, desnudo, muy guapo eso sí, pero ¡abrió la puerta desnudo!
SARA / NACHO ABAD:
Por otro lado, carecíamos del valor para acercarnos a ella sin más, sin una excusa. Nunca fuimos lo que se dice tipos listos para estas cosas. A otros les bastaba con palabrería, con sonrisas de baratillo y chistes groseros. Para nosotros, acercarnos a las chicaas que nos gustaban era como intentar saltar sin pértiga un obstáculo del tamaño del mundo. Si una chica nos gustaba de verdad, podíamos darnos por perdidos. Y ése era el caso de Sara. ¡Era especialmente el caso de Sara, que tenía dos caderas como catorce ocho miles!
DIOS / DAVID MARDARAS:
Pero lo que estaba percibiendo en primer término -en seguida me di cuenta- era una superficie brillantemente tramada e iluminada por Kerouac, tan iluminada, brillante y superficial que sería finalmente perfecta para la inevitable implosión cósmica que la iba a traspasar en toda su potencia trágica en las últimas páginas de esa novela gótica que es Los vagabundos del Dharma, cuya imagen final, desenlace y clímax es una crucifixión monumental: un hombre crucificado en la cima del pico Desolación,


RUTA 23 /MARIO CRESPO:
Es la una de la madrugada. Por la carretera nacional 122 apenas circulan coches. El Golf rojo avanzaa con las luces interiores encendidas. Sobre la carátula de un compact discx del sello alemán Tresor, una montaña de polvo blanco con olor a manzana. El tiro me golpea el tabique, me ataca el lacrimal y se instala en mi ojo derecho. Noto el amargor en la laringe. Instantes después lo único que puedo sentir es el chorro de palabras que mana de mi garganta, un torrente de voz que evoluciona mi uso habitual del lenguaje.
SUSPENSO / ROXANA POPELKA:
Gracias a Carlos, Mónica conoce a Walcott, a Diane di Prima, a Cassady, a Burroughs, a James Tate.Ese poema titulado La piedad ascendiendo con la niebla, o ese otro No es el calor tanto como la humedad.Aunque a veces, más que la poesía norteamericana a Carlos parece que lo que le gusta de verdad es conducir a más de 130 km/h.Adelantamientos peligrosos, jugando con las líneas continuas de las carreteras secundarias sin asfaltar.
THREE`S CROWD / EDUARDO ALMIÑANA:
Howl se había convertido en un éxito, y todo Nueva York tenía puesta su mirada en un poeta joven, con gafas, algo desaliñado, hasta entonces casi desconocido. Habían salido juntos un tiempo, le conoció a través de un profesor amigo de ambos. Desde el primer momento sintió la conexión, un lazo bíblico, en el que no había creído hasta entonces. "Almas gemelas", pensó. Un tiempo después de aquellas primeras citas, Allen Ginsberg conoció a Peter Orlovsky, y se enamoró de él.