José Rodríguez Matos - DEP
José Rodríguez Matos, Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad de Puerto Rico, aprovechó una de sus últimas estancias en España para presentar en Valencia mi novela "Beatricia". Terminó con esta recreación de la obra en verso, cuya autoría compartió con el también profesor en dicha universidad, don Héctor Luís Rodríguez Hernández. Mi gratitud a él y a José Rodríguez Matos, esté donde esté; en su cielo o en cualquier otro buen lugar.
BEATRICIA EN VERSO
(Efecto en mí de la intención humana de la autora)
I.
Del génesis mismo
del abismo oscuro,
del instante incierto,
nace la otra ruta
para trascenderlos.
De la misma llama
ardiente que quema,
allí la combustión
para contenerla.
Del mismo río turbio,
nace la corriente
de agua acrisolada.
II.
Soy, de mí, escultor,
brocha de mi cuadro,
son de mi canción,
nota de mi canto.
Soy el escritor
de mi propia historia.
Yo soy la esperanza
de una nueva aurora.
Atrás los días grises,
las noches sin luna,
las albas sin sol
y ocasos de brumas.
No más vanidad
ni arrogancia burda.
Me inspira el Orgullo
que valora y cura.
III.
Ya no más presente,
cargado de otrora,
solo hay un mañana
que comienza ahora.
Y en él, una ruta
de aciertos y yerros.
Siempre hay un instante
de amor e intuición,
siempre hay un momento
de oculta emoción.
Siempre hay un camino
a la felicidad;
de la libertad,
siempre un galardón.
Hay abierta vía
para Liena y su gesta.
que es también la tuya
que es también la mía.
Porque tú eres Liena,
porque yo soy ella
de frente al amor,
al Miedo a la Rabia.
Junto a la Alegría,
la tristeza, el lloro
(seres de mi ser)
abriré mi cauce
para trascenderlos
por sendas distintas,
paso a paso a paso,
al seguro lienzo
del ángel Trifascio.
Soy la realidad,
soy la fantasía
en un mismo cuerpo ,
en una utopía.
Soy real existencia
del sufrido Hamlet,
alucinación
del Quijote andante.
En aquél, fantasma
que afirma los hechos;
en este, molinos
cual seres gigantes.
Soy el lado oculto
de Tristeza y Rabia,
esas no entendidas
por nuestra ignorancia.
Porque son amigas
que acallan la ira,
el rencor, la venganza,
que ponen lo justo y
lo bueno en balanza.
Ya no me amedrento:
de ese Magma Oscuro
de ese Mar de Barro,
del Pantano de Lodo,
de la Ciénaga de Infierno,
del alma en quebranto,
del ser en tropiezo.
No serán mi zombi
de quejas, lamentos.
Me asiré a Merilio,
el fiel compañero
en Tierra de Dos lunas
en pos de un encuentro
con la libertad,
con la paz de afuera,
con la paz de adentro
con noción del tiempo.
Me asiré a Nayad,
a su aguda sapiencia
para no ir a solas
tras de mi quimera:
de encontrar quién soy,
a quién llevo adentro;
de llegar doquiera.
IV.
Llegaré a Beatricia.
Y me iré de ella.
Mas irá conmigo,
a donde yo vaya.
¿Quieres conocerla?
¡Ven¡¡Yo voy contigo!