El jueves 27 de julio, el ciclo Pop CAAC nos presentaba en su oferta un concierto que prometía ser íntimo y a la vez fiestero.
Ya pasaron los años más atrevidos y agitadores (con discos como Un poquito de rocanrol), esta noche Bebe venía más cantante que nunca para presentarnos su Cambio de piel.
Con paso firme, chaqueta en sus hombros y sentándose en silla de palillería, apareció en el escenario como si de una cantaora de flamenco se tratase. No llegó a romper el primer tema (“Sécate esas lágrimas”), cuando no aguantó esa quietud y se le fueron los pies para lanzarse en cuerpo y alma a un público entregado.
Ha hecho las paces con las canciones que la dieron a conocer hace más de una década (“Siempre me quedará”, “Men señará” o “Con mis manos”). Es capaz de trasmitir esa libertad y fortaleza interior que a todos enamora (“César debe morir”, “Me fui”, “Respirar”). Sigue conservando su lado divertido y pícaro (“La bicha”, “Yo fumo”, “Chica precavida”).
Su paso por Sevilla se nos hizo corto: intenso, pero corto. No podemos decir que Bebe haya pasado desapercibida porque cantó, bailó, saltó, rió, sonrió y se emocionó. Esta chica consigue que salgas de sus conciertos con una sonrisa de oreja a oreja y que tu cuerpo quiera más.
Bebe en CAAC