La novela alterna la voz de Charlie (que cuenta su pasado con Sophie y lo que ocurre tras su reencuentro) y un narrador que va contando todo lo que aquel no sabe de Sophie (su relación con Dios y cómo cuida al moribundo padre de Tom, básicamente). Se abordan cuestiones como la relación entre realidad y escritura (ambos tienden a vivir todo en términos de historia narrable; la escritura no como trabajo sino como manera de estar en el mundo) y la coherencia entre vida y creencia religiosa. Junto a ellas, las cuestiones más convencionales de la novela estudiantil regada de alcohol y sexo.
Sophie es un personaje complejo, caprichoso, cruel, implacable con los errores estéticos; su relación con Charlie es un tanto enfermiza y absorbente. Su conversión es en serio, aunque su realidad demuestra que ni así es fácil adecuar la conducta a los principios.
Algunas cuestiones tratadas son interesantes y Beha las aborda bien, aunque a mi me cuesta recomendar el libro con la boca llena porque los personajes son gente rara e intensa con la que no es fácil implicarse.