Being Human: hombre lobo, vampiro y fantasma buscan hogar.

Publicado el 07 noviembre 2010 por Queplanetageneroso

Ver los Scream Awards 2010 me despertó varias reflexiones. Bueno, reflexiones es un poco mucho, digamos “cuestiones”, de esas que se convierten en un post. En primer lugar, vino la nostalgia por los actores que se presentaron en escena, con su genialidad y años a cuestas. Pero, por otro, el tema de la actualidad televisiva, sobre todo, en lo referente a temáticas de terror y fantasía. Ver que series como True Blood o Vampire Diaries cosechan tantos fans me parece interesante, pero no por los productos en sí, que no me interesan tanto, sino por esos otros que coexisten pero de lo que no se habla mucho.

Es cierto que, un poco bombeada por Lost, la tele yanki ha mejorado notablemente en los últimos años y las series lentamente cobran un aspecto cinematográfico que las alimenta de historias más complejas, personajes mejor armados y arcos argumentales que trascienden una mera sucesión de capítulos autoconclusivos. Las series han avanzado mucho, pero limitarlo a Estados Unidos sería quedarnos cortos. Cortísimos.

Este post, y espero que otros en lo sucesivo, abordará una serie en particular que ha tenido lugar en Inglaterra y que trajo de vuelta criaturas más viejas que la historia misma, pero de un modo diferente. Son demasiadas las series que aggiornan, por ejemplo, el mito del vampiro y el hombre lobo a la actualidad. Son muy pocas las que lo hacen bien.

Los jóvenes de hoy en día

Being Human tiene un capítulo piloto y dos comienzos que son, en esencia, el mismo con algunas modificaciones. En 2008 la BBC dio el puntapié inicial a la historia de George, Mitchell y Annie, quienes por ese entonces eran interpretados por (el aún vigente) Russell Tovey y los apartados Guy Flanagan, Andrea Riseborough, Dominique McElligott y Adrian Lester.

Contaba la historia de dos amigos, el hombre lobo George y el vampiro Mitchell, que alquilan una casa en un barrio tranquilo de Londres. Sorpresivamente descubren que es habitada por una fantasma de hábitos bastante ciclotímicos y aunque al principio, obviamente, los tres inquilinos tienen roces, terminan formando una extraña y monstruosa familia.

Ay, que lindo, una historia de integración entre personajes maltratados por la sociedad. No. Being Human no es “lindo”, pero tiene todos los ingredientes de una buena serie inglesa  para plantarle cara a las grandes producciones y poner sobre la mesa una historia que sí, señores… reformula el mito con respeto.

No podría decirse que Being Human es una comedia, ni un drama. Como muchas de las producciones británicas, el tono oscila constantemente entre uno y otro, sin llegar a decidirse por cuál gana todo el espacio. Como la vida misa, pero agregándole maldiciones ancestrales.

La historia de George, Annie y Mitchell tiene sobre todo desencuentros, malentendidos que terminan muy mal y una concepción de la amistad sin cursilerías abundantes. Los tres no tienen otra opción que cuidarse, porque afuera está lleno de monstruos.

El casting final que se mantendría por las dos temporadas que hasta el momento tiene la serie, finalmente quedó conformado por Aidan Turner como Mitchell y Leonora Chichlow como Annie. Con el correr de los capítulos, los flashbacks comenzaron a echar luz sobre las vidas pasadas de los personajes y la complejidad de la historia fue tornándose cada vez más oscura, sin abandonar, eso sí, los momentos de buen humor en general a cargo del histérico y adorable Tovey en el papel de George.

Decir mucho más de la serie, sin hacer abuso de los consabidos spoilers, es bastante difícil, pero vale la pena como ánimo a que quienes no vieron la serie, pero gustan de la temática licántropa-vampírica-sobrenatural, le den una oportunidad. No es fácil adaptarse al tono inglés, tanto al humor como al manejo del drama, pero en este caso el esfuerzo vale la pena.

Y, en lo que a hombres lobo se refiere, algo así como mi fanatismo sin fecha de vencimiento, vale decir que las escenas de transformación de George son increíbles considerando que se trata de una serie de TV y con un presupuesto a la altura de esa circunstancia. Las secuencias de la transformación se enmarcan, con mucha destreza, en la estética impuesta por Rick Baker en An American Werewolf of London, aunque agregándole una dosis de violencia y sufrimiento que suman mucho a la causa.

En lo referente a los clichés, no puede decirse que no los haya, pero en general abundan más los guiños y homenajes que los lugares comunes, nada despreciable en una serie que se apoya en una temática de la que tanto se ha dicho.

Ahí fue la primera recomendación de la TV actual inglesa y sus interesantes producciones fantásticas. Quedan varias, obviamente, pero no podemos olvidarnos de la madre de todo, Doctor Who.

Que la Fuerza los acompañe!

=Malena=