Uno de los lugares más interesantes que se pueden visitar en el norte de Israel es la ciudad de Beit She’an, excepcional desde el punto de vista arqueológico ya que conserva trazas de todas las civilizaciones que han pasado por aquí desde el tiempo de los faraones egipcios.
Egipcios, cananeos, griegos, romanos, bizantinos, árabes, cruzados, mamelucos, otomanos, británicos, palestinos y, finalmente, los actuales judíos: Beit She’an ha atraído desde siempre a las poblaciones gracias a su posición estratégica, en la encrucijada entre los valles del Río Jordán y Jezreel. Ello le ha supuesto largas épocas de prosperidad y riquezas, pero también frecuentes guerras.
Hoy en día Beit She’an conserva un importante legado arquitectónico, sobre todo de los períodos griego y romano, cuando la ciudad era conocida como Escitópolis (por el gran número de guerreros escitas que se instalaron aquí). Entre los monumentos más importantes se encuentran el teatro griego y los baños romanos; por desgracia, un terremoto en el siglo VIII destruyó gran parte de la ciudad antigua, que hoy se encuentra en ruinas.