Como se sugiere desde su segundo párrafo en el cual alude a un periódico sueco de 1848 en el que se habla de “la escuela de Chopin, bien conocida por su método de canto” podríamos entenderlo también como su manera de cantar entendida como fraseo, y su “cantabile” o cantabilidad… Interesante el inciso de una cita sobre la Baronesa Rothschild, autora de una dulce melodía que todo París (de su época) cantó…
Aporta todo el aparato crítico y documental posible de una temática ciertamente inédita desde esta óptica tan particular. Incluye un índice alfabético en la página 23 y seis anexos documentales, de entre los cuales destaco el cuarto, una cadenza vocal de Lind de posible influencia chopiniana… Nada mas hay que oír las ornamentaciones de la interpretación filológicamente entroncada en el maestro polaco por Koczalsky, alumno de alumno de Chopin, recogiendo variantes ornamentales muy de gusto "vocal":
Podría afirmar que, metafóricamente hablando, Bellini es Chopin cantado Chopin es Bellini tocado, si se me permite la expresión. Por tanto, no está muy lejos de lo posible que Chopin hiciese aportaciones a las cantantes sobre un modo concreto de cantar (ilustración de la página 14).
Cuando se afirma que la muñeca sería el equivalente a la respiración del cantante no se puede estar más cerca de la realidad, todo pianista versado lo sabe, sabe la influencia de los distintos movimientos en el sonido, de los gestos… Así una subida de la misma equivaldría a inspirar y viceversa. No es muy aventurado hacer comparaciones entre ambas artes, pianística y canora.
Os dejamos más información relativa a esta curiosa obra.