Béla Guttmann, el inesperado aliado del Sevilla en Turín

Por Francisco Lobato
Vuelve el Sevilla FC a ser aquel ilusionante equipo que de la mano de Juande Ramos y de una inolvidable generación de buenos futbolistas, vivió los mejores años de su centenaria historia a mitad de la década pasada. Y vuelve la ilusión y el optimismo porque el próximo miércoles 14 de mayo, en Turín, se enfrenta de nuevo a la posibilidad de añadir un título a sus vitrinas, precisamente el título que le dio la fama y el reconocimiento mundial, la Copa de la UEFA (que diríamos los que aún recordamos las finales de esta competición a doble partido), aunque es por todos bien sabidos que el nombre oficial es UEFA Europa League.
A pesar de la sobresaliente actuación del Sevilla en esta copa y de que las comparaciones son odiosas, mi opinión es que el equipo actual carece del halo triunfal y ganador del que se rodeó el de las dos copas consecutivas. Dicho esto quiero dejar claro si hay un equipo merecedor de llevarse el título, ese es el Sevilla, que lleva disputando partidos en Europa desde las fases preliminares de los meses de verano, que ya es un decir. Además cuenta con el factor suerte que es necesario para todo aquel que pretende ser campeón, pero no nos llevemos a engaño, la suerte se busca, difícilmente cae de cielo.
Lo malo para el sevillismo es que no está todo hecho, es más, quizás lo más duro esté por llegar porque enfrente tendrá a todo un clásico de fútbol europeo el Sport Lisboa e Benfica, por todos conocido comúnmente por Benfica. El camino de los portugueses ha sido bien distinto al de los españoles. El Benfica llegó a la Copa de la UEFA proveniente de la Liga de Campeones puesto que quedó como tercero del grupo C, por detrás del París Saint Germain y de Olympiacos, con el que acabó empatado a 10 puntos aunque con peor golaverage particular.

Cabezazo de M'Bia que supuso el gol que clasificó al Sevilla  para la final de Turín | FOTO: ALBERT GEA/Reuters


Desde dieciseisavos de final hasta la final se ha deshecho respectivamente de PAOK, Tottenham Hotspur, AZ Alkmaar y, contra todo pronóstico, de la Juventus. Y es que era el equipo italiano el principal favorito para ganar esta competición una vez que, al igual que el Benfica, ingresó en Copa de la UEFA tras su tercer puesto en la liguilla de grupos de la Liga de Campeones. Era favorito porque tenía uno de los mejores equipos, por no decir el mejor de los que quedaban en la competición y por el plus de motivación que suponía que la final se disputara en su campo, en el Juventus Stadium de Turín.
Pero viendo el envite final desde la perspectiva portuguesa, tenemos a un equipo también centenario, el Benfica, que no sólo se enfrenta al Sevilla sino también a su propia historia para romper un maleficio que supone un lastre de peso insoportable que dura más de medio siglo, nos referimos a la conocida maldición de Guttmann, que toma el nombre de la persona que la lanzó para la posteridad.
Béla Guttmann nació en 13 de marzo de 1900 en Budapest, actualmente Hungría, aunque por aquel entonces formaba parte del Imperio austrohúngaro, un estado centroeuropeo formado por distintos estados y regiones como Austria, Hungría, Eslovaquia, Républica Checa y otros estados de la antigua Yugoslavia entre otros. De origen judío, Guttmann pronto comenzaría su andadura futbolística cuando a los 19 años debutó como jugador en el equipo húngaro de la ciudad de Budapest MTK Hungária FC. Posteriormente cambiaría de aires huyendo del antisemitismo imperante en Hungría para fichar por el Hakoah Vienna, donde estaría desde 1922 hasta 1926. De ahí daría el salto a Estados Unidos, un destino poco común para la época, pero donde disfrutó de los últimos años de su carrera como jugador, en diversos equipos de la ciudad de Nueva York.

Béla Guttmann como jugador del Hakoah Wien | FOTO: Wikimedia


Ganó dos ligas húngaras consecutivas en su etapa como jugador del MTK Hungária FC y una más en Austria como jugador del Hakoah Vienna. Jugaba en la posición de mediocampista y aunque no fue un jugador de leyenda consiguió vestir la elástica de la selección húngara en 4 ocasiones, llegando a marcar un gol y a disputar los Juegos Olímpicos de París en 1924. Pero Guttmann estaba predestinado a ser entrenador, es ahí donde demostraría su sabiduría futbolística y donde verdaderamente se labraría un lugar en la historia.
No tardaría mucho en ejercer como tal, tras retirarse en 1932 como jugador se hizo cargo del Hakoah Vienna, donde se mantuvo desde 1933 hasta 1935 para posteriormente comenzar un divagar por equipos y ligas de todo el mundo conocido, que lo llevaría al lo largo de su carrera por Austria, Holanda, Hungría, Rumanía, Italia, Argentina, Chipre, Brasil, Uruguay, Suiza y Grecia. Conseguiría ganar un par de ligas en su Hungría natal en las temporadas 1938-39 y 1946-47 con el Újpest Football Club de Budapest, con el que también se proclamó campeón de la Copa Mitrona, una competición internacional de clubes que comenzó a celebrarse en 1927 y que, en un principio, disputaban clubes de Hungría, Austria, Checoslovaquia y Yugoslavia, aunque la nacionalidad de los participantes sufriría cambios con el paso de los años.
Resulta anecdótico el paso de Guttmann por Italia, donde, entre otros, entrenó AC Milán con el que estuvo líder de la Serie A durante 19 jornadas, pero una serie de disputas con la directiva rossonera acabaron con su despido fulgurante. Posteriormente en rueda de prensa se despacharía en los siguientes términos al referirse a su destitución:
Me han despedido a pesar de que no soy ni un criminal ni un homosexual. Adiós.
Sin duda los grandes éxitos Béla llegarían en su etapa en Portugal, adonde aterrizó proveniente del São Paulo FC de Brasil, donde introdujo el esquema 4-2-4 del que fue pionero junto con Márton Bukovi y Gusztáv Sebes y que tantas satisfacciones daría a la Canarinha en las copas del mundo. Era 1958 y Guttmann aterrizaba en nuestro país vecino para hacerse cargo del Oporto FC que en la temporada anterior había conseguido ganar la Copa de Portugal.

Béla Guttmann en su etapa como entrenador


Fue llegar y besar el santo, Guttmann daría al Oporto FC la quinta liga de su historia (de las 27 que tiene actualmente) a un equipo fundado en 1893 que carecía por aquel entonces del prestigio que tiene ahora. Pero a pesar de la consecución del título liguero, al final la temporada Guttmann decidió moverse más al sur, a Lisboa, donde entrenaría al Benfica durante tres temporadas, desde 1959 hasta 1962, probablemente las mejores temporadas de la historia del club lisboeta por un lado, y sin duda de la vasta carrera del entrenador húngaro por otro.
En su primera temporada como entrenador de las águilas, hablamos de la 1959-60, ya consiguió ganar la liga que suponía su segundo gran éxito en Portugal en sólo dos años, por lo que los números de este hombre comenzaban ya a ser muy a tener en cuenta. Y si exitosa fue esta temporada, más lo sería la 1960-61 y no sólo a nivel de títulos, porque si hay algo por la que Béla Guttmann ha pasado a la historia del fútbol más allá del 4-2-4, de sus títulos conseguidos o su maldición es por ser el entrenador que se hizo con los derechos del recientemente fallecido Eusébio da Silva Ferreira, mito del fútbol mundial e ídolo de varias generaciones de portugueses.
Los detalles de como se forjó este fichaje están llenos de mucha literatura y leyenda. En su etapa adolescente Eusébio había intentado incribirse en el Grupo Desportivo de Maputo, una especie de equipo filial del Benfica en Mozambique, país natal de Eusébio y por aquel entonces colonia portuguesa; pero no tuvo suerte no fue aceptado debido a unos problemas de rodilla que tenía. Aún así siguió jugando al fútbol en un equipo filial del Sporting Club de Lisboa de Lourenço Marques (nombre con el que se conocía a la actual Maputo durante la etapa colonial) hasta que un empleado del Benfica se fijó en él y decidió hacerse con sus servicios. Para ello lo montaron en un avión con un pasaporte portugués falso a nombre de Ruth Malosso. El joven africano llegó a Lisboa con 19 años de edad el 15 de diciembre 1960 y costó al Benfica un total de 250.000 escudos que fueron pagados a su madre Elisa Anissabene, a pesar de la insistencia del Sporting de Lisboa que nunca se resignó a perderlo; pero la realidad es que Eusébio había sido escondido por el Benfica en un hotel en Lagos (Algarve) para evitar los contactos con el máximo rival y así hacerse con sus servicios.

Béla Guttmann en White Hart Lane, en la víspera de un partido entre Tottenham y Benfica (fuente) | FOTO: Getty Images


Según la leyenda, Guttmann oyó hablar de Eusébio gracias a José Carlos Bauer, entrenador del São Paulo que había sido jugador del equipo brasileño en la etapa en la que el húngaro fue entrenador. Al parecer, en un encuentro fortuito de ambos en una barbería, José Carlos habló de un jugador que había conocido en Lourenço Marques y que había sido pretendido por el club sudamericano aunque desestimó la opción de contratarlo finalmente. Esto hizo que Guttmann se moviera y diese un paso al frente para hacerse con aquel joven del que tan bien le habían hablado. El estreno de Eusébio como jugador se produciría el 23 de mayo de 1961 en el Estadio Da Luz en un partido entre Benfica y Atlético de Madrid en el que la Perla Negra marcaría 3 de los cuatro goles que hizo su equipo.
Fue ese final de temporada 1960-61 inolvidable para la afición de las águilas. Segundo título de liga y primera Copa de Europa para el equipo. Era la sexta edición de la Copa de Europa y la primera que no ganaba el Real Madrid, ganador de los 5 primeros campeonatos y que había caído en octavos de final contra el FC Barcelona, precisamente equipo contra el que el Benfica disputó la final el 31 de mayo de 1961 en Berna y al que venció por 3 - 2. Final, dicho sea de paso, que no disputaría un aún muy joven Eusébio.
Al año siguiente Guttmann no conseguiría revalidar campeonato de liga, el Benfica quedaría como tercer clasificado por detrás del Sporting Club (campeón) y Oporto (subcampeón), aunque sí ganaría la Copa de Portugal y además revalidaría campeonato europeo nuevamente ganando la final a un club español, el Real Madrid. Aquel partido fue uno de esas finales históricas para recordar toda la vida, un encuentro de los que engrandecen este deporte. Comenzó ganando el Real Madrid con un doblete de Ferenc Puskás, compatriota de Béla, pero los portugueses consiguieron empatar a dos goles. Aún así el Madrid no bajó los brazos (esto forma parte del ADN madridista) y antes del descanso Cañoncito Puskás firmó el hat trick con un nuevo tanto. Pero la segunda parte solo tuvo color luso y con un tanto de Mário Coluna subió el 3 - 3 en el marcador, que se rompería con dos tantos de, quién si no, Eusébio. Un resultado épico para una final de leyenda 5 - 3, memorable.

Béla Guttmann junto a Eusebio y Mário Coluna con la Copa de Europa de 1962


A pesar de los logros conseguidos, la relación Guttmann - Benfica tendría un episodio desagradable en 1962. A la vista de los éxitos del equipo, el entrenador húngaro exigió a la entidad un aumento de sueldo propio del prestigio que había cosechado, pero la directiva se negó y sentenció a su entrenador cesándolo. El despido no sentó demasiado bien el bueno de Béla, que montado en cólera dejó para la posteridad una sentencia que lleva más de medio siglo apesadumbrando al equipo de las águilas:
En cien años desde hoy ningún club portugués se convertirá en campeón de Europa y el Benfica sin mí nunca ganará una copa europea

Es lo que se ha dado a conocer como la maldición de Guttmann, quien seguiría entrenando hasta 1974, incluso volvería a dirigir de nuevo al Benfica en la campaña 1965-66 pero sin la suerte del pasado. Murió en Viena el 28 de agosto de 1981 sin ver ganar una competición europea al equipo que maldijo. De hecho desde que Guttmann pronunciara aquellas palabras El Benfica ha disputado 5 finales de Copa de Europa y las ha perdido todas, siendo el club que más veces ha sido subcampeón junto a Bayern de Múnich y Juventus FC. Además has disputado dos finales de Copa de la UEFA, la última el año pasado contra el Chelsea de Rafa Benítez, perdida en las postrimerías del partido en lo que supuso un final dramático.
El próximo miércoles el Benfica tratará de evadirse del sensacionalismo que gira en torno a esta historia para olvidar tanto derrotismo e infortunio y conseguir una ansiada Copa de la UEFA que se le resiste y que quiere en sus vitrinas. Pero delante tendrá a un equipo que ya sabe lo que es ganar el torneo y dar la talla en las grandes citas, donde realmente se forjan los equipos campeones, aquellos a los que no les tiemblan las piernas a la hora de la verdad. De ganar, el Sevilla se convertiría en el equipo que más veces a ganado el título junto a Inter, Juventus y Liverpool, quién lo diría hace 10 años. El Benfica buscará por enésima vez el borrón y cuenta nueva y lo hará contra un club español, como Real Madrid y Barcelona, a los que derrotó para conseguir los títulos europeos que ostentan, así que en este aspecto la historia sonríe a los portugueses...

Sevilla campeón de la UEFA Europa League de 2007


Fuentes:http://es.wikipedia.org/wiki/B%C3%A9la_Guttmannhttp://en.wikipedia.org/wiki/B%C3%A9la_Guttmann
http://pt.wikipedia.org/wiki/Eus%C3%A9biohttp://es.wikipedia.org/wiki/Sport_Lisboa_e_Benficahttp://es.wikipedia.org/wiki/Copa_de_Europahttp://es.wikipedia.org/wiki/Liga_Europea_de_la_UEFAhttp://es.wikipedia.org/wiki/Copa_Mitropahttp://noticias.lainformacion.com/deporte/futbol/benfica-1-2-chelsea-final-europa-league-la-maldicion-de-bela-guttmann-sigue-viva_tSWo49QjgWgA3qcS8MqNP3/http://librodenotas.com/elultimopartidodegeorgebest/22267/bela-guttman-y-la-maldicion-del-benfica