Revista Cultura y Ocio

Belén Blanco Quartet en casa / Jazz del bueno en Lucena

Por Calvodemora
Belén Blanco Quartet en casa / Jazz del bueno en Lucena
Belén Blanco Quartet en casa / Jazz del bueno en Lucena
Belén Blanco Quartet en casa / Jazz del bueno en Lucena
Fotos: Joaquín Ferrer
Antonio Carlos Jobim, Astrud Gilberto, Sarah Vaughan y Chick Corea han estado esta noche por Lucena. También Charles Mingus y Max Roach. Hicieron que algunos privilegiados escuchásemos jazz en directo, que es como hay que escucharlo. Bastaba cerrar los ojos y dejar que la música fluyera por dentro. Y fluyó. Lo hicieron posible cuatro músicos en estado de gracia que repasaron en dos horas el jazz americano y el carioca, yendo de norte a sur del continente con la naturalidad de quien ama lo que hace. Se respiró ese amor en el Jazz Club del Casino de Lucena. Lo transmitieron, lo dejaron impregnado en el aire. Belén, Jaume, Cuni y Manuel visitaron los clásicos. Sonó la Samba de una nota so, Desafinado, Wave, Nice work if you can get it, Garota do Ipanema, Moon River y un majestuoso, sublime, absolutamente hipnótico Spain que Manuel, el portentoso batería, rebautizó Iberia y al que el propio Chick Corea hubiese aplaudido. Los demás lo hicimos. Estas cosas se agradecen. Yo, al menos, las agradezco muy de corazón. Siente uno que no todo está perdido. Será la belleza la que nos salve. Y esta noche la hubo. Belén puso el alma en las piezas que cantó. Tiene la piel negra o la tiene cobriza, aunque sea blanca y rubia. Enhebra el vértigo del scat como si se lo hubiese enseñado la mismísima Ella Fitzgerald y tiene una voz preciosa, suave y firme, valiente y también íntima. Manuel maltrató sus platillos, hizo sudar sus escobillas y golpeó las baquetas con la furia de un Art Blakey o de un Buddy Rich. Un bateria de jazz entra en trance a poco que lo provocan. A eso, a provocarlo, contribuyó un superdotado Jaume Miquel, pianista delicado o abrupto, al que vi feliz en la pieza que más feliz me hizo a mí, la inmortal, la incomensurable, la antológica Spain, de la que he escuchado cien versiones. La de hoy está entre las grandes. Sé de lo que hablo. Cuni Mantilla, al contrabajo, pespuntó las melodías, tocando delante de sus compañeros, tocando detrás, mezclándose o tomando deliberado protagonismo, como mandan los cánones, haciendo que su instrumento anudara lo que está suelto, cerrara lo que está abierto. Eso hace el bendito contrabajo. No puedo expresar otra cosa que no sea agradecimiento. Se agradece que Lucena ofrezca jazz (y aseguro que jazz del muy bueno) en una noche de viernes. Cuentan conmigo para los conciertos que vengan.Mario Flores Martínez se encargará de anunciarme el cartel y la plaza. Me harán feliz de nuevo. Si tocan otra vez Garota de Ipanema y Spain tendré bastante.

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