Belén Piñeiro: “Lo que tratamos de hacer con la neuroeducación es precisamente simplificar el aprendizaje”

Publicado el 19 julio 2017 por Vivelibro @infoviveLibro
Desde la editorial viveLibro, muchos de los libros de ensayo que llegan a nuestras manos, proceden de autores que previamente han pensado en volcar todo su conocimiento a través de los tan conocidos blogs. Este es el caso de nuestra autora Belén Piñeiro, quien como apasionada por la escritura y sobre todo de su trabajo se lanzó al mundo de la edición.
Neuroeducación no es su primer libro publicado pero a través de él, Belén enseñará a padres y niños patrones muy sencillos y prácticos para potenciar las habilidades cognitivas de los más pequeños, de una forma natural, sin patrones marcados.
Para nuestra autora todo lo que nos transmite y todo lo que se aprende a través de la neuroeducación es una forma de simplificar todo aquello que aprendemos. Nadie mejor que ella misma para explicarnos todo lo que podremos encontrar en Neuroeducación a través de esta entrevista.

viveLibro (V): Belén, ¿cómo comenzó tu aventura por el mundo literario?
Belén Piñeiro (BP): Desde siempre me ha gustado escribir. Me parece una forma de comunicación que ofrece grandes ventajas. Cuando redactas un artículo o un libro tienes la oportunidad de reflexionar con tiempo acerca del mensaje que estás emitiendo, de buscar la palabra más adecuada, de tomarte tu tiempo de reflexión… es un trabajo mucho más elaborado -generalmente- que el discurso oral. Durante mis estudios del Grado de Maestro en Educación Infantil descubrí que realizar estos trabajos de redacción me servían para ordenar mis ideas. Disfrutaba mucho del proceso de recopilar información, contrastarla, elaborar un discurso coherente, acompañarlo con imágenes…
Así que al acabar la carrera y recibir la Matrícula de Honor por mi proyecto de inclusión de la Educación Emocional y Social en las aulas de Educación Infantil, decidí abrir un blog y compartir mi trabajo con el mundo. Ese proyecto de final de carrera se convirtió en mi primer libro publicado: Educar las Emociones en la primera infancia y tuvo una gran acogida por parte del público.
V: Qué van a encontrar los lectores en Neuroeducación?, ¿a qué público va dirigido?
BP: Es un libro dirigido a padres y educadores de niños de 0 a 6 años. Nos encontramos ante un “boom” de nuevas metodologías educativas: Montessori, Waldorf, Gardner… Este libro pretende dar patrones muy sencillos y prácticos para potenciar las habilidades cognitivas del niño, de una forma natural, sin patrones marcados, ni estrés por estimular al niño de forma constante. Mi principal objetivo es conseguir que padres y educadores disfruten educando y para eso doy pautas sencillas, pero explicando siempre el por qué de las cosas. Es fundamental saber para qué estás haciendo lo que haces, cuál es el objetivo de tu comportamiento y que estés realmente convencido de que estás actuando bien, siendo acorde con tus valores y con tus metas como educador. Esto te da seguridad a la hora de actuar y te permite disfrutar más de tu labor educativa y sufrir menos durante el proceso.
V: ¿Cómo le explicarías qué es la neuroeducación a alguien que no tenga ningún conocimiento sobre neuropsicología?
BP: Como afirma J.A. Marina: “Educar es el único trabajo cuya finalidad es cambiar el cerebro humano cada día. Hay que tenerlo presente para no ser irresponsables”. ¿Cómo es posible entonces que existan docentes que no tengan ni la más mínima idea de cómo está estructurado nuestro cerebro? Nuestra atención, nuestra memoria, nuestras habilidades motrices, nuestras emociones, nuestro pensamiento lógico-matemático…
Todo lo que se trabaja en el aula está en el cerebro, por eso es imprescindible que un educador tenga conocimientos acerca de estos temas y no solo eso, sino que incorpore este aprendizaje al trabajo práctico en el aula, a su forma de enseñar y a la forma en la que entiende el aprendizaje del alumno. Esto es lo que aporta la neuropsicología.
V: ¿Qué ventajas aporta la neuroeducación con respecto a la educación más tradicional?
BP: Mejora la labor educativa a nivel global. Un padre o docente que sepa cómo se produce el proceso de enseñanza-aprendizaje, tendrá muchas más herramientas para educar a sus niños que uno que no los tiene. Conocer los diferentes tipos de inteligencia y saber cómo estimularlos con una base científica para ello es una verdadera revolución. Una vez que interiorizas que no hay dos cerebros iguales, que existen muchas formas de ser inteligente y de desarrollar esas habilidades, ya no hay marcha atrás. Tu visión de la educación no volverá a ser la misma.
V: ¿Dirías que escribir Neuroeducación era un paso lógico en tu carrera como educadora?
BP: La verdad es que sí. Una vez que he desarrollado nuevas herramientas y que veo que estas funcionan y de verdad creo en ellas, siempre se las hago llegar a mis lectores a través de mi blog: maestradecorazon.com y ahora también realizo cursos en mi escuela online de innovación educativa: escuelaconcorazon.com. Considero casi un deber moral compartir aquello que se nos da bien con los demás.
Todos tenemos alguna habilidad que puede hacer más fácil la vida de los demás: sea esta la cocina, la mecánica, la medicina o la jardinería. Todos podríamos ser “maestros” en algo. Si le digo esto a niños, padres y educadores no sería coherente que yo no hiciese lo mismo. Mis libros son una forma de acercar mis conocimientos a todos aquellos interesados en saber más acerca de las nuevas -y más eficaces- formas de enseñar y aprender. El trabajo y esfuerzo de varios años de aprendizaje y experiencias, resumido a unas pocas horas de lectura.
V: ¿Qué opinas del sistema educativo actual?
BP: Creo que no te sorprenderás si te digo que creo que la mayoría de los colegios siguen teniendo una metodología totalmente caduca, que ya no es útil en la Era del Conocimiento. El 85% del material educativo se creó para la Era Industrial, una realidad de hace más de 100 años en la que primaba la repetición, porque la mayoría de los trabajos también consistían en realizar labores repetitivas a la orden de un superior. ¿Pero qué ha pasado? Que la realidad ha cambiado tan rápido que la educación no ha podido acompañarla.
El mercado laboral es cada vez más creativo, los empleadores del presente y del futuro próximo, buscan jóvenes con habilidades interpersonales, con capacidad de liderazgo, de adaptación a nuevos puestos de trabajo, oratoria, iniciativa, capacidad de resolución de conflictos, de diseño, de investigación… pero a los niños se les continúa enseñando a memorizar y a repetir tareas de forma mecánica… herramientas que ya no se utilizan en la vida real. La escuela ya no cumple con su función de preparar a los niños para su futuro laboral ni personal. Apenas hay conexión entre la vida dentro y fuera de los muros del colegio.
V: ¿Qué le dirías a alguien que piense que la neuroeducación es volver innecesariamente científico un proceso de aprendizaje que deberías ser más intuitivo y natural?
BP: Pues que la neuroeducación trata de demostrar que ese proceso intuitivo y natural es mucho más válido que el modelo de educación repetitivo y antinatural que se utiliza actualmente en las escuelas. La neuroeducación no hace más complicado el proceso educativo, todo lo contrario. Es probable que el nombre suene complejo y no nos haga un favor, pero lo que tratamos de hacer con la neuroeducación es precisamente simplificar el aprendizaje. Nos ayudamos de los descubrimientos científicos para que enseñar y aprender sea un proceso más natural, más significativo, más enriquecedor y agradable, tanto para los niños como para los adultos.
V: ¿Qué les dirías a los lectores para animarles a leer Neuroeducación
BP: Puede que la palabra “neuroeducación” suene algo “rebuscada”, pero te aseguro que se trata de un libro muy ameno y fácil de leer. Siempre he tenido como objetivo que mis obras sean prácticas, sencillas y, sobre todo, muy útiles para el lector. Tanto si se trata de un padre, como de un educador, estoy segura de que este libro le dará una nueva visión del proceso de enseñanza y aprendizaje, donde no hace falta aburrirse para aprender cosas nuevas ni obligar a los niños a estudiar y donde las emociones juegan un lugar privilegiado, como en la vida misma.