Coproducida por TV Pública , Canal Encuentro y Unidad Bicentenario; auspiciada por INCAA y producida por 100 Bares Producciones; este es un film que ante todo se agradece. Se agradece porque no abunda el cine "histórico"- como podríamos llamarlo- en nuestra industria cinematográfica, no al menos en comparación con otras. Aquí mismo hemos ya hablado de El Santo de la Espada, sobre la figura de San Martín, y nos llega ahora la oportunidad de hablar de una de los personajes históricos que esta humilde servidora más admira: Manuel Belgrano, aquel que todos identifican mayormente con ser "el creador de la bandera".
No será fácil, lo veo, hablar de este film. Me empañan muchas cosas, de esas que quizá no deberían de empañar cuando uno se planta frente a la crítica de una obra artística; pero trataremos de hacerlo lo mejor posible. Para ello vamos por partes:
La dirección
Es la primera vez que veo una obra de Pivotto y he de reconocer que brilla e
La exhibición
La película fue estrenada mayormente en plazas públicas de toda la Argentina, con una recepción importante que disfrutaron más de 250.000 personas en todo el territorio nacional hasta el 3 de Abril pasado cuando terminó el ciclo de proyecciones al aire libre. También fue exhibida en la tevé y hoy por hoy no hay ya profesor de historia que no se haga con una copia para proyectarla en la escuela. Aplaudamos entonces la idea de haber disfrutado de un cine de estas características, gratuito y para todos.
Emilio Kauderer brinda sentimiento y profundidad en una cinta que más allá de los codazos que le estoy por pegar, emociona, llega y queda. Lágrimas no faltan gracias a su esmerada composición y acompaña de mil maravillas las imágenes más sobrecogedoras de la vida del prócer.
El guión y sus recursos
Y acá llegamos al quid de la cuestión. Es que creo que cualquier argentino que vea esta cinta medianamente sabe quién fue Belgrano; si lo único que le quedaba en la cabeza era que fue el creador de la bandera pues Marcelo Camaño y Juan Pablo Domenech, su
El film tiene una narrativa casi teatral a pesar de la cantidad de exteriores y escenarios que presenta, es teatral desde ese recurso ya tan visto del personaje hablando consigo mismo desde la diferencia temporal. Los diálogos son muy buenos en su mayoría, pero irrumpen muchas veces en forma un tanto repetitiva. El "onirismo" del que se sirven acierta pocas veces y la historia queda entonces en una especie de nebulosa en la que no se saca provecho de las eventos reales.
Pongamos como ejemplo el famoso encuentro entre San Martín y Belgrano donde la importancia de esto termina por ser una escena donde las cosas importantes que se dicen se empañan en ese intercambio casero de medicinas contra los achaques de salud de ambos personajes. Al final siempre se termina por recalcar y afirmar que ambos próceres estaban enfermos y a pesar de todo seguían luchando al punto de olvidarse de sí mismos. Sí, detalle nada superfluo pero ¿era necesario?.
Lo mismo en cuanto a la tan resaltada "humanidad" del prócer que destacan muchos. Es cierto
Reflexiones infaltables.
Y sí, no se pueden evitar. Más allá de la fidelidad o no con que se aborde la vida de Belgrano aquí, no podemos quedarnos indiferentes si nos importa un poco el país en el que vivimos. En el caso de esta película la cosa es aun peor, pues el dramatismo con que se presentan muchas de las reflexiones del propio personaje son inmensamente dolorosas, y si a eso le agregamos a donde ha llegado su verdadero alcance pues dan ganas de morirse. Es que dos de los grandes valores por los que peleó Belgrano fueron la educación y la identidad, cosas totalmente ausentes en esta sociedad nuestra donde el celeste y blanco se portan con orgullo y se defienden con pasión cada cuatro años, donde el himno, si acaso, apenas se murmura en actos escolares mecánicamente, donde las "luchas intestinas" no terminan.
Quizá sea cuestión de tiempo, quizá se necesiten muchas luchas por otras independencias distintas, quizá broten inesperadamente otros Belgranos con mejores resultados... quizá sea tiempo de pensar seriamente aquello de "hicimos todo mal... tenemos que empezar de nuevo".
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