#BeMaternidad: Cuando te dicen que tu vida es perfecta

Publicado el 20 noviembre 2013 por Bebloggera @bebloggera
Por MamáOso desde Chile.

"Pero si tu vida es perfecta!" Eso me dijo hoy una compañera de trabajo mientras le contaba que me había desvelado hace dos días atrás y que soy un desastre emocional. ¿Curioso, no?A mí me parece que soy demasiado buena, una total “poker face”, para guardar mis emociones en el lugar donde trabajo. Francamente no encuentro éticamente correcto andar contándole mis penas a las personas con las que trabajo. ¿Pero significará entonces que ellos ven desde sus ojos que mi vida es perfecta como madre? Están un poco equivocados.

El tiempo de espera de C fue realmente maravilloso. En esos instantes es cuando uno se imagina una guagua perfecta, que duerme toda la noche, cariñosa, sin llanto. Todo parece un sueño, como si fuera perfecta la llegada de un hijo a tu vida. Sin embargo, lo que venía después no me lo esperaba. Luego de un trabajo de parto largo, de ocho horas, que implicó la inyección de oxitocina para comenzar las contracciones, me tuvieron que hacer una cesárea ya que C nunca se encajó. Él flotaba dentro de mi útero como si nada importara en este mundo. Es entonces cuando comenzó el caos. Las primeras semanas fueron agotadoras. Yo lloraba, C lloraba, los dos llorábamos. Era un desastre. Las noches eran eternas, ya que nunca se podía quedar dormido. Me caían las lágrimas mientras trataba de hacerlo dormir en el coche a las 11 de la noche. Esa semana una señora iba a comenzar a trabajar con nosotros y ayudar en la casa, pero nunca llegó. Más estrés. Yo figuraba en pijama, sosteniendo a C, durante todo el día. Todo parecía un sueño, me sentía atrapada, con este hijo que, por maravilloso que era, no lograba darme un minuto de descanso. Pasaba pegado al pecho todo el día, tomaba como una hora, y dormía media hora. ¡MEDIA HORA! ¡Como iba a lograr descansar cuando mi hijo dormía media hora! No faltaban las veces que lo comenzaba a bajar a su cuna y de repente ¡PUM! Abría los ojos y me sonreía. Hasta ahí llegó su siesta.Lo que quiero decir, es que no fue fácil el comienzo de la maternidad. Hablo también con la vida de pareja. Esta ha cambiado por completo, no tenemos el mismo tiempo para dedicarnos a simplemente rascarnos la guata juntos. Todo gira en torno a nuestro querido C. Si bien no me quejo, no soy muy buena con los cambios bruscos. Me remueven entera y resuenan en el alma. Sufro. Con todo esto ocurriendo, decidí pedir ayuda. Llamé a una amiga que se especializa en el tema de apego y maternidad para que me viera. Ella me ayudó a desahogar las penas mediante el diálogo, además de tomar Flores de Bach. Gracias a su tiempo y dedicación, pude tranquilizarme y las siguientes semanas fueron mejorando.
A pesar de que todo fue mejorando, todo en mi vida ha ido cambiando. Algunas cosas para peor, otras para mejor. No siento que tengo la vida perfecta. Como todos, tengo problemas, a ratos estoy sensible, lloro. Es tan normal que toda madre primeriza, en plena época de puerpuerio (que dura aproximadamente dos años), debe recordar e internalizar como gran parte de lo que nos toca vivir.