Tenemos la oportunidad de conocer en nuestro viaje por Gambia a Ida Cham (@chaamida), nuestra particular chef que junto a sus ayudantes Bintou, Amie y Safie nos enseñaron cómo preparar este sabroso plato típico gambiano. (ya estuvimos años atrás con Ida degustando el Domoda de Gambia)
Su propuesta es una de las actividades más interesantes que se pueden realizar cuando visitas la ciudad de Tanji, una apuesta por el turismo sostenible, con un equipo de anfitrionas locales que nos introducen en su cultura gastronómica y de mercado.
Para empezar, Ida nos invita a cambiarnos de ropa para mimetizarnos con la gente local, aunque el color de la piel resultó un problema sin solución. Ataviados con las coloridas ropas locales, subimos de nuevo al microbús que nos trajo hasta su taller de cocina, para ir de compras al cercano mercado de Tanji donde aprendemos que la base de la cocina local son los productos autóctonos.
En cuanto llegamos al mercado, nos vemos atraídos por el colorido y exotismo de las paradas y no podemos resistirnos a hacer multitud de fotos. Yuca, especias, tomates, pescado ahumado…todo cuanto encontramos forma parte de la natural dieta gambiana y aunque Ida nos explica que el benachin se cocina en ocasiones especiales, cuando tienes invitados en casa o se celebra algún evento, es evidente que estamos más hipnotizados por lo que ocurre en el mercado que pos sus explicaciones.
Una vez de regreso, empieza nuestra aportación como pinches, pelando zanahorias, yuca, batatas y cebollas. A continuación toca preparar la picada en un gigantesco mortero de madera y con la ayuda de una especie de bate de béisbol rústico, empezamos a machacar una docena de ajos con pimienta negra y ágil (unas guindillas autóctonas). Le sigue un manojo de cebollinos, 3 cebollas y 4 tomates.
Mientras tanto, a nuestras espaldas lleva un rato hirviendo una olla a presión con la carne de ternera y buey en su interior, a la vez que en un original recipiente parecido a un colador, con una olla de su mismo diámetro con agua hirviendo debajo y una tapa encima sellada con un trapo largo, se cuece el arroz al vapor.
Y empieza el Benachin. En una olla grande, de tipo rancho, a una generosa cantidad de aceite vegetal se le añade pimentón rojo, tomate concentrado, dos yucas y la picada del mortero. Al poco se le agrega agua y el resto de verduras (un par de batatas, media docena de ocras y de zanahorias, calabaza, tres tomates verdes y dos berenjenas) que una vez cocidas serán retiradas para adornar por encima el emplatado.
En esta ocasión se prepara con ternera, pero en caso de prepararlo con pollo o pescado, los tiempos de cocción son más cortos.
Llega el momento de juntar los ingredientes, añadiendo la carne y el arroz que se acabará de cocer absorbiendo el sabor del caldo de verduras y la picada. Finalmente se presenta en un gran recipiente con la carne enterrada en el arroz y las verduras por la superficie.
Aunque es tradición comer este plato directamente con las manos, Ida nos facilita unos cubiertos para no interferir en nuestras “costumbres europeas”.
El sabor no dista mucho del de una paella de carne española, aunque ese toque de ágil y pimienta le da un cierto sabor picante que se incrementa si le añades una cucharadita de salsa picante preparada aparte con mucho más ajo, aceite y ágil . ¡Os puedo asegurar que no sobró nada!