Si bien recordar este hecho conlleva un inevitable dolor, también se ha despertado en mí una especie de irracionalidad supersticiosa al comprobar que en esa misma fecha, OJO con lo que viene, la OMS alertaba de una extraña neumonía asiática que ya se había cobrado nueve muertos en distintos países. Leer la noticia es tan contradictorio como tener un flashback en el presente, una premonición escalofriante con vistas al hoy. Los síntomas, las medidas de precaución, la procedencia del virus y el relato en sí mismo te hacen pensar que debe de haber habido un fallo en la matrix de la hemeroteca. Por suerte, para nuestros yos del 2003 aquello quedó en un susto, en una anécdota pasajera que posiblemente muchos ni recuerden a día de hoy. Ya se encargaría el destino de escoger otro momento y otro tiempo, jugando como siempre a su antojo con las piezas de nuestra existencia. En cualquier caso, revisar la hemeroteca produce sentimientos inesperados. Como digo, es una falsa forma de control, porque lo vemos ahora todo en perspectiva, sabedores de lo que pasaría a continuación. Es una forma de reflexionar sobre lo que fuimos, lo que pudimos ser, de recordar lo que se hizo bien o mal, pero especialmente de comprobar que hemos estado ya otras veces pendiendo de un hilo, viviendo acontecimientos aterradores y tranquilizadores a la vez. Ahora me muero de curiosidad por saber cómo serán las hemerotecas del futuro, cuando lo del coronavirus no sea más que eso: una noticia del pasado.
Si bien recordar este hecho conlleva un inevitable dolor, también se ha despertado en mí una especie de irracionalidad supersticiosa al comprobar que en esa misma fecha, OJO con lo que viene, la OMS alertaba de una extraña neumonía asiática que ya se había cobrado nueve muertos en distintos países. Leer la noticia es tan contradictorio como tener un flashback en el presente, una premonición escalofriante con vistas al hoy. Los síntomas, las medidas de precaución, la procedencia del virus y el relato en sí mismo te hacen pensar que debe de haber habido un fallo en la matrix de la hemeroteca. Por suerte, para nuestros yos del 2003 aquello quedó en un susto, en una anécdota pasajera que posiblemente muchos ni recuerden a día de hoy. Ya se encargaría el destino de escoger otro momento y otro tiempo, jugando como siempre a su antojo con las piezas de nuestra existencia. En cualquier caso, revisar la hemeroteca produce sentimientos inesperados. Como digo, es una falsa forma de control, porque lo vemos ahora todo en perspectiva, sabedores de lo que pasaría a continuación. Es una forma de reflexionar sobre lo que fuimos, lo que pudimos ser, de recordar lo que se hizo bien o mal, pero especialmente de comprobar que hemos estado ya otras veces pendiendo de un hilo, viviendo acontecimientos aterradores y tranquilizadores a la vez. Ahora me muero de curiosidad por saber cómo serán las hemerotecas del futuro, cuando lo del coronavirus no sea más que eso: una noticia del pasado.