Alaska, 20 de febrero de 2011,El jueves pasado participé en una sesión de trabajo que organizaba BENESTIC. BENESTIC y FOBSIC están llevando a cabo un estudio de las necesidades y competencias tecnológicas en el sector de servicios sociales en Cataluña. Éramos un reducido grupo de técnicos de diferentes ámbitos relacionados con los servicios sociales que dimos nuestras opiniones.Se dijeron muchas cosas interesantes. Una de ellas la intuía hacía tiempo, pero la acabé de corroborar: la necesidad de los servicios sociales básicos de contar con un buen programa de registro de datos. Muchos años y unos cuantos intentos fallidos después, servicios sociales no cuenta con un programa satisfactorio en el que el profesional pueda registrar su trabajo (entrevistas, datos estadísticos, registro de expedientes, etc.). Ha habido intentos, ya digo, unos mejores que otros. No quiero ni pensar cuanto dinero han costado al ciudadano. Creo que el problema no ha sido tanto el diseño de esos programas sino el "café para todos" que ha imperado. Porque una cosa es que exista un programa madre unificado para toda Cataluña, y otra distinta es que ese programa no se adapte a las peculariedades de cada servicio. O se adapte fatal. Eso se llama construir verticalmente y eso es una garantía de desastre. No es un problema exclusivo de los programas informáticos; diseñar proyectos, acciones, programas, etc. sin tener en cuenta las necesidades y opiniones de los que los van a llevar a cabo es tirar el dinero y malgastar energías.No todo es negativo. Conozco experiencias locales donde webmasters y técnicos de servicios sociales han creado, trabajando codo con codo, excelentes programas de registro de expedientes. Funcionan allí donde la transversalidad y el trabajo en equipo es una filosofía y no solo una pose.
Se habló también del uso de las redes sociales. Se dijeron muchas cosas. Uno de los temas donde más se insistió es en la creación de una plataforma para compartir conocimientos entre profesionales. No solo webs que faciliten temas de gestión al ciudadano, sino plataformas que potencien la creatividad entre profesionales de toda Cataluña: compartir conocimientos, textos, blogs, diseñar proyectos, etc. Es decir, que los profesionales de Villarriba y Villabajo puedan conocerse, comunicarse y compartir conocimientos con facilidad y sin reservas. Creo que en el tema de las redes sociales y la web 2.0 podemos caer en el mismo error de los programas de gestión que expliqué antes. Quizás alguien con poder de decisión crea que todo pasa por formar al personal, con cursos estándar en el territorio; café para todos. Se necesita formación, es cierto, pero siempre que los expertos puedan ofrecer; primero, una formación "a la carta", según las necesidades de los profesionales y; segundo, que acaben diseñando proyectos y acciones junto con los técnicos. Si el experto da su formación en el ayuntamiento y se larga no va a servir de nada. Creo que todo lo que sea impuesto en este terreno, todo lo que venga "desde arriba", no funcionará. Es momento de reflexionar: los técnicos tenemos que pensar cómo las redes sociales pueden ayudarnos a mejorar la atención del ciudadano y los expertos en TIC cómo convertir esos sueños en realidad. Y viceversa.****
He leído estos días debates apasionados sobre el papel que han jugado y están jugando las redes sociales en las protestas en el mundo árabe. Creo que algunas discusiones parten de lo que para mí es un error de concepción. No habría revolución en Túnez ni en Egipto sin gente en la calle. Esa gente tiene acceso a Internet. Dos momentos indisociables. Plantear la dicotomía virtualidad & presencialidad nos lleva a un callejón sin salida o a discusiones sobre el huevo o la gallina difíciles de esclarecer. Ocurre también en las conversaciones convencionales. Cuando se habla de las posibilidades de la comunicación virtual o de Internet, en seguida hay alguien que recuerda, que sí, que es imprescindible, y que bla, bla, pero que es importante no olvidar el contacto físico, presencial. Por supuesto. ¿Quién dijo lo contrario? Pero es que la comunicación, hoy, no es una cosa o la otra, ni tan siquiera es una cosa y la otra. Simplemente, es. Los humanos incorporamos lo físico y lo virtual cuando nos comunicamos. Ahora más que nunca. También, más que nunca, en nuestras revoluciones.