Bereberes en Marruecos

Publicado el 19 agosto 2010 por Aurora Moreno Alcojor @Alcojor

Parece que se calma la situación en Melilla. Ha acabado el boicot, se han retirado los carteles vejatorios contra las mujeres policías españolas y la tensa calma queda a la espera de la visita de Rubalcaba.
El asunto, por supuesto, se ha politizado, como todo lo que pasa en España, pero más allá de nuestro politiqueo interno, todos los medios y analistas parecen estar de acuerdo en una cosa: la presunta movilización por parte de la ‘sociedad civil’ contra el racismo de la policía española no se ha generado de forma espontánea y no se concibe sin el impulso, firme pero callado, de las altas instancias del reino alauí. Todos intuyen la mano del rey Mohamed VI tras los altercados. 

[El rey Mohammed VI. Omnipresente en Marruecos. Foto: Auro]


Estoy de acuerdo, pero ¿por qué? Creo que quien ha apuntado más certeramente al centro del problema es Enrique Meneses: “Nadie se ha querido parar a pensar que el rey alaouita tiene que tratar con mucho tiento el latente independentismo bereber”.  No conozco muy  bien la zona ni los problemas de los bereberes en el norte de Marruecos, pero por el mes que pasé allí hace unos años, me inclino a pensar que van por ahí los tiros.  
Es un asunto del que no se habla pero que está ahí. Y aunque no se le da demasiada importancia porque no hacen ruido, la sensación de sometimiento existe entre los bereberes del Norte de Marruecos. 

`[Nador, ciudad situada a unos 13 km. de Melilla, engalanada para
recibir al rey Mohamed VI, en julio de 2007. Foto: Aurora ]

En Nador, una ciudad no demasiado bonita, comercialmente floreciente pero sin un ápice de vida cultural, los jóvenes bereberes se ven abocados no sólo al más absoluto aburrimiento sino a la falta de oportunidades laborales y de futuro. Se sienten discriminados frente a la población árabe, dicen que tienen menos oportunidades para trabajar en las instituciones gubernamentales, les cuesta hasta entender el idioma y reclaman poder usar el suyo propio (el amazigh). Recuerdo a dos chicos, ambos licenciados –el uno en Derecho y el otro en algo relacionado con Economía- que nos dijeron que “ojalá España nos diera armas para independizarnos”. Por aquel entonces no tenían trabajo, ni visos de encontrarlo y su frustración era palpable. En otros pueblos del norte nos encontramos con que la gran mayoría de los jóvenes se encontraban en España. Aquel mes, como era julio, muchos habían vuelto por vacaciones y era curioso estar allí, con ellos, hablando de Parla o Granollers. 

[El alfabeto bereber, o tamazigh.
Los bereberes reclaman el uso
de su idioma en Marruecos.
Foto: Aurora]


En Asticude, una de las contrapartes de la ONG con la que viajaba, nos explicaron sus esfuerzos por consolidar la lengua y la cultura amazigh y lograr el desarrollo del norte de Marruecos, claramente la parte más desfavorecida por el país, especialmente tras los efectos del terremoto de 2004 que afectó a la zona de Alhucemas y a las aldeas más pobres.
Con motivo de la reciente inauguración de un canal de televisión bereber, Luis de Vega explicaba bien la situación en su blog : "La del canal de televisión es una sola de las muchas reclamaciones históricas de los bereberes, los habitantes primigenios de lo que actualmente es el reino alauí, un territorio islamizado y controlado por árabes.
“Este canal es una victoria”, no esconde Rachid Raha, vicepresidente del Congreso Mundial Amazigh, pero recuerda que es sólo una batalla de la guerra que suponen otras exigencias para terminar con lo que ellos consideran discriminaciones sistemáticas como mantener su lengua fuera de la constitución, no apoyar la enseñanza de sus dialectos o ignorar su historia en los libros escolares.


Para luchar contra estos sentimientos, el rey Mohammed VI sabe que lo más fácil es establecer un enemigo común. Tal y como hizo su padre con la Marcha Verde: "el pueblo unido contra el invasor". Y lo tiene fácil. Por un lado utiliza los enclaves de Ceuta y Melilla como pretexto; y si esto no es suficiente, apela al racismo de la policía española. [Que no digo que no lo haya, ni pondría la mano en el fuego para negar los malos tratos, pero ésa es otra cuestión].
Mientras tanto, el Norte de Marruecos sigue siendo de las zonas más deprimidas del país y los jóvenes bereberes siguen buscando una oportunidad.