"Septiembre de 1812. Napoléon y su Grande Armée entran en Moscú sin encontrar resistencia alguna. Y con razón, pues la ciudad está vacía. ¿Dónde están sus habitantes?, ¿y los víveres? Esa misma noche arde el barrio chino. El incendio devora rápidamente las casas de madera. No se puede lucha contra él, las bocas de incendio han desaparecido. ¡Es una trampa!"
Berézina. Para algunos seguramente será un nombre completamente desconocido. Otros tal vez sepan que se trata de un río de Bielorrusia, un afluente del más famoso Dniéper. Lo que muchos no sabrán es que el Berézina ha sido testimonio de dos grandes batallas: la primera, en plena Guerra del Norte (1708-1709), entre los rusos del poderoso Pedro I el Grande y los suecos del gran Carolus Rex; la segunda, durante la campaña rusa de Napoleón, ya en el contexto de las Guerras Napoleónicas (1810-1815).
Se trata de una novela gráfica que recoge todas las miserias y fracasos de Napoleón y sus sueños de grandeza, en los que arrastró y hundió a un buen puñado de franceses. Lejos de la épica y de los grandes cuadros pintados en la época para enfatizar la colosal figura de Bonaparte, el trabajo de Richaud y Gil destapa las vergüenzas de una campaña sin sentido en la que los rusos, conocedores de su geografía y de su clima, atraparon a los franceses entre el hielo y la nieve. Lo que no mataron los rusos, se lo llevó por delante el invierno y sus temperaturas extremas.
La obra de Fréderic Richaud e Iván Gil es espectacular y loable, por el tiempo invertido en documentarse como es debido para un cómic de esta envergadura, por su ejecución, por el ritmo de la historia, por todo lo que transmiten las viñetas y por acercar al gran público un episodio fundamental de la historia de Europa. El dibujo de Iván Gil realza y da vida a un guión ya de por sí muy elaborado, demostrando que tiene un talento innato para plasmar las cargas de caballería, los vastos paisajes que dan cabida al multitudinario ejército napoleónico, los detalles y colores de los diferentes uniformes, por no mencionar las espectaculares portadas. En definitiva, Gil captura a la perfección el abrumador paisaje y el drama humano que tuvo lugar en Rusia.
"Berézina" es un relato gráfico sobre el orgullo de Francia, sobre su Grande Armée, sobre el sueño de una Europa unida bajo un mismo mando y sobre la ambición de un hombre que quiso ir más allá de Alejandro Magno, convencido y seguro de su glorioso destino, y que no dudó en condenar a muerte a miles de soldados en una campaña abocada a la derrota de antemano. Napoleón no solamente subestimó al ejército ruso, sino que obvió por completo al que terminaría siendo su peor enemigo: la climatología. Lo que son las cosas, unos siglos después, el Führer cometería prácticamente el mismo error al pretender derrotar a los soviéticos y el frío invierno ruso volvería a suponer el inicio del declive y posterior derrota de un funesto personaje que pretendía adueñarse de toda Europa.
El balance final de la odisea francesa en su huida hacia el oeste, es demoledor. Aunque las cifras siempre oscilan y nunca terminan de ponerse de acuerdo, tienden a situar al ejército de Napoleón en torno a los 600.000 soldados, sumando tropas polacas, alemanas, suizas, italianas o españolas, entre otras. Al concluir la terrible campaña rusa muy pocos fueron capaces de cruzar el Niemen y poner sus vidas a salvo y aunque salvaran el pellejo, el precio a pagar fue muy elevado en forma de lesiones, mutilaciones y demás sombríos recuerdos y marcas que dejó el crudo invierno y la hambruna... Para que os hagáis una idea, el recuento de bajas entre franceses (más aliados) y rusos supera holgadamente el medio millón de hombres.
Si os gusta la Historia, "Berézina" es vuestro cómic.
VALORACIÓN: 8/10