‘Bergen es la puerta de los fiordos‘ es la frase que más se repite en las guías de viaje, pero esta extensa ciudad, de casi 300.000 habitantes, la segunda más grande de Noruega, es más que la entrada a un lugar de cuentos y leyendas. Visitamos Bergen en el mes de junio, cuando el cielo no llega a oscurecer del todo durante la noche, otro de los atractivos de estas latitudes.
Bergen es una ciudad cómoda, con todos los servicios al alcance y buen transporte público.
Estoy en Bergen ¿Y ahora qué?
Después de dejar las maletas en el hotel lo más conveniente es dirigirse a la oficina de turismo. Se encuentra en el piso superior de un edificio que está en el puerto, con restaurantes y mercado de pescado. Os explicarán al detalle todas las dudas y desde allí también podréis contratar excursiones, desplazamientos y adquirir la Bergen Card (de hasta 72 horas), una tarjeta con descuentos, acceso a algunos museos y al transporte público.
¿Qué se puede hacer en Bergen? Y no vale decir: ¡Ver fiordos!
Aparte de las excursiones para conocer los fiordos, que podéis reservar en la oficina de turismo, Bergen cuenta con numerosos museos y un rico patrimonio histórico y cultural. Nosotros hicimos una ruta de museos muy interesante donde descubrimos buena parte de la historia de Bergen: El Museo Marítimo, el Museo Hanseático y las Schotstuene, el Museo de la Lepra etc. Es una manera entretenida de conocer el pasado, los medios de producción, las costumbres y la forma de vida. Callejear por el barrio de Bryggen y contemplar sus tradicionales construcciones de madera es algo imprescindible y también es muy recomendable desplazarse en tranvía a pocos kilómetros de la ciudad, hasta la iglesia de Fantoft, construida en madera.
Para los aficionados al trekking, la ruta desde el monte Floyen a Ulriken es una buena actividad, y con salida y llegada en el mismo Bergen.
Para comer es interesante aprovechar los puestos del puerto. El trato resulta muy familiar, sobre todo porque la mayoría de las personas que trabajan allí son españoles, italianos y polacos, que hacen la temporada de verano, y el pescado está riquísimo. También os recomendamos un sitio que nos gustó especialmente: Anne Madame, cerca del puerto, un restaurante con menú del día a buen precio, muy tranquilo, acogedor y con un servicio excelente.
La moneda que circula en el país es la Corona Noruega.
Lo recomendable es pagar con tarjeta siempre que podáis. No obstante, en la oficina de turismo podréis cambiar euros con total garantía. Disponer de dinero en efectivo puede ser práctico, pero sin pasarse. En Noruega se lleva dejar propina, incluso en el datáfono existe esa opción.
Bergen es una ciudad inquieta, empeñada en desterrar tópicos, y que sin renunciar al título de puerta de los fiordos se ha convertido en un referente cultural y artístico por méritos propios.