Llegué a Berlín procedente de Munich en pleno setiembre, y si bien ya no era pleno verano, hacía realmente un calor de la ostia…. En la estación de trenes me esperaba Jens, mi couchsurfer por aquellos días, y lo primero que me dijo fue (en inglés, por supuesto, que yo de alemán no digo ni hola): “en media hora empieza un acontecimiento histórico en Berlín, por primera vez en la historia la Sinfónica de Berlín toca al aire libre, y gratis, en una plaza pública. Van a interpretar la 9º Sinfonía de Beethoven”… debo confesar que no soy gran admirador ni conocedor de la música clásica (Jens en cambio resultó ser un erudito en el tema, como muchos alemanes) pero de cualquier manera me entusiasmó la idea, así que allí fuimos, yo con la mochila con todos sus kilos a la espalda, pero daba igual, el concierto era a apenas 3 calles de la estación de trenes (Berlin-Friedrichstraße).
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Pero volviendo al concierto, la plaza no es muy grande, y estaba realmente a reventar (luego leí por ahí que había 40.000 personas), lo que en un principio me sorprendió, ya que la música clásica no se corresponde con lo que conocemos por “popular”. Aunque supongo que muchos lo habrán tomado como un evento social más que cultural. Lo que también me sorprendió fue la cantidad de parejas gays que había. A partir de ese momento, acabé por nombrar para mí y solo para mí, a Berlín como la “Capital Gay del Mundo” (hasta que los hechos me demuestren lo contrario)….
El concierto estuvo bien (a mi gusto un poco largo, es que se cascaron la 9º de Beethoven completa…), supongo que también influía el calor que hacía en esos momentos, entre tanta gente abarrotada y con el sol pegando con todo (no olvidemos que eran las 14.30 de la tarde). A partir de ahí salimos caminando por la Unter den Linden, que es la Avenida donde está la plaza. La Unter den Linden es una Avenida tipo bulevar súper coqueta (y súper limpia) arbolada con tilos (de ahí el nombre, Unter den Linden significa “bajo los tilos) a ambos lados del cantero central, que empieza en la famosa Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor en alemán, antigua puerta de entrada a Berlín) y termina en el río Spree, justo enfrente de la Isla de los Museos.
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Al final de la Avenida, está el río Spree, y apenas cruzando un pequeño puente, se está en la Isla de los Museos. La Isla de los Museos es justamente eso, una isla. Sí, una isla en pleno centro de Berlín. Debe su nombre a que está íntegramente dedicada a albergar museos. No es una isla muy grande y se puede caminar perfectamente en poco tiempo, eso sí, a través de museos. Los museos que alberga la Isla son: El Museo Antiguo (Altes Museum), El Museo Nuevo (Neues Museum), la Galería Nacional Antigua, el Museo Bode, y el Museo de Pérgamo.