Así es, estamos en una nueva era virutal, de la alienación analógica del 'video de Benny' de Haneke pasamos a la alienación virtual del "Suicide Room"del emergente Jan Komasa. El protagonista de la historia es Dominik (Jakub Gierszał), un chico de 18 años de buena familia que tiene todo lo que quiere: va a uno de los mejores institutos (y de los más caros), se viste con ropa de las mejores marcas, pasa las vacaciones a países exóticos y sus padres le proporcionan todo lo que él desea... excepto su presencia. Esta vida fácil deprime a Dominio, que buscará emociones y experiencias en Internet. Precisamente es en este mundo virtual donde conoce a Sylwia, (Roma Gąsiorowska) que le invita a participar en el juego Second Life y directamente en la sala de los "suicidas", una plataforma de contactos para aquellos que le quieren poner fin a sus días.
Dominik, que representa la subcultura de los jóvenes "emo" y de naturaleza hipersensible, no sale de su habitación desde de que sufre la humillación de sus amigos y decide así aislarse para sumergirse totalmente en el mundo que comprende su ordenador como una víctima del "hikikomori", un fenómeno extendido en Japón que afecta a los jóvenes que se apartan de la vida real y dependen totalmente de una realidad creada de forma artificial.
Jan Komasa, descubierta en 2005 con la película colectiva Ode to Joy, dirige Suicide Room, su primer largomentraje realizado individualmente. La cinta, que será presentada en estreno internacional el 12 de febrero en el Panorama Special de la 61° Berlinale (del 10 al 20 de febrero de 2011), encabeza una lista en la que no faltan obras polacas presentes en el certamen alemán.