en los años 20 Berlín era la capital de las lesbianas del mundo, con una población estimada en torno a 85.000 residentes. Acudían turistas de todo el mundo para disfrutar de sus bares y atracciones. La ciudad disponía en la época de dos periódicos semanales, doce clubes sociales, dos ligas de patinaje sobre hielo, un refugio nudista, tres asociaciones deportivas de actividades al aire libre, seis revistas y hasta cincuenta bares y clubes. En palabras de Meredith Miller, «era la primera vez en la historia que una identidad lesbiana reconociblemente moderna ganaba visibilidad masiva y un razonable nivel de aceptación.»
estaba de moda la indumentaria masculina, las mujeres circulaban libremente con pantalones y cabello corto. Un número considerable de artistas, en especial del entorno del teatro y del cabaret, no se molestaban en simular su homosexualidad ―aquí no hay más remedio que mencionar a Claire Waldoff. Una debutante Marlene Dietrich y Margo Lion emocionaban al público con su sugerente dueto Wenn Die Beste Freundin, y tan solo unos pocos años después Mischa Spolianky obtendrá un gran éxito con Das Lila Lied. Ambas canciones se convirtieron en himnos para los gais y lesbianas de la ciudad.
los garitos para lesbianas más conocidos estaban en el distrito de Schöneberg, en el centro de la ciudad. Al parecer hoy día se impone el ambiente gay en la zona, pero en los años 20 hombres y mujeres compartían amigablemente espacio. Por ejemplo el Café Dorian Gray (Bülowstrasse 57, 1927-33) ―uno de los más concurridos de la ciudad― estaba reservado para ellas los jueves y viernes, y para ellos los martes, sábados y domingos. Los miércoles estaban dedicados a la clientela sadomasoquista, y era la única noche de la semana en que se permitía el acceso a hombres heterosexuales. Para las damas, se alternaban bailes y espectáculos teatrales en un ambiente tradicional y de buen tono, y ocasionalmente también se organizaban noches temáticas, como un festival alpino bávaro o un festival de la cosecha de la uva renano.
no muy lejos se encontraba otro garito radicalmente distinto, el Topkeller (Schwerinstrasse 13, 1923-32). Descrito en su momento como «peligroso, divertido, sexy y bohemio», para acceder al local había que pasar a través de tres puertas y una estrecha escalera. Encima de la puerta de los lavabos había un cartel que decía: «Somos el Nuevo Espíritu. ¡Lo hacemos con descaro!»
el Damenklub Violetta estaba dirigido por Lotte Hahm, una conocida activista por los derechos homosexuales. Aquí se organizaban muchos bailes, excursiones en automóvil y desfiles de moda para damas y travestis masculinos.
en fin, que había locales para todo tipo de gustos y público. El Mali & Ingel's (Lutherstrasse 16, 1927-1933) tenía un cartel permanente en la puerta: «Cerrado por fiesta privada». Con un aforo máximo de 60 personas, sólo podía entrar quien estuviera en la lista, y su clientela se componía de artistas, intelectuales, cantantes y actrices de teatro. El Verona Lounge (Kleistrasse 36, 1919–1931) era un lugar sofisticado y agradable por las tardes, pero al caer la noche se convertía en foco de la prostitución lésbica de lujo. El Hohenzoffern-Café (Bülowstrasse 101, 1921-1933) ofrecía un cabaret masculino exclusivo para lesbianas, mientras que el Talverne (Georgenkirchstrasse 30a, 1927-1930) era un duro bar de la clase trabajadora.. y así hasta cincuenta o más.
como es de suponer ninguno de estos garitos sobrevivió más allá de la agitación política de la década de los 30, y todos acabaron cerrados cuando los nazis llegaron al poder en 1933. Las libertades conquistadas durante los años 20 se perdieron en las convulsiones de las dictaduras y las guerras, y más de medio siglo después ni siquiera estoy segura que hoy seamos tan libres y valientes como lo fueron aquellas mujeres.
más info:
Berlin's Lesbische Frauen (Cabaret Berlin)
The lost lesbian bars of Weimar Berlin (Lost Womyn's Space)
Cabaret en Berlín II. Libertad de acción y tolerancia sexual (Música de Comedia y Cabaret)
ronronea: levina