"La nieta"
«—¿Habrías venido a mi Jugendleite si te hubieran invitado?
Le explicó que era una fiesta para despedirse de la infancia y entrar en la vida adulta para la que se asignaba una tarea; la familia, los amigos y compañeros formaban un gran círculo y se sentaban en alfombras alrededor del fuego. Era una fiesta con canciones y lemas, y, para concluir, una bofetada: despedirse de la infancia duele; en la ceremonia en la que se armaba a los caballeros también se les daba una bofetada.»
La nieta, como casi todo lo que este buen escritor, además de juez federal en su momento, ha escrito me ha satisfecho plenamente. He comprobado que a Bernhard Schlink son los temas relativos a la convivencia entre alemanes, a las relaciones entre alemanes occidentales y orientales, al resurgir con fuerza del nacionalismo de extrema derecha, los que le preocupan y de los que habla fundamentalmente en sus libros. En La nieta vemos hecho realidad el dicho español de "los extremos se juntan". Curiosamente los jóvenes educados bajo la férrea mano del socialismo real en la extinta RDA serán fundamentalmente quienes alumbren y sostengan a los nuevos grupos de neonazis que con fuerza progresan y campan a su gusto en la Alemania unificada actual. Esta es la gran paradoja, que los nietos de los educados en el comunismo de la República democrática alemana vayan con el paso de los años a engrosar grupos neonazis alemanes de la actualidad como «el Partido Nacionaldemócrata y Alternativa para Alemania, los nacionalistas autónomos, el Movimiento Identitario, la Liga Artaman, los nacionales, sus colonias y las zonas liberadas y también sus organizaciones juveniles y de mujeres».
Personalmente he aprendido mucho leyendo esta novela. Me he enterado de cómo los movimientos de ultraderecha alemanes, como ya he dicho, deben no poco a los años de socialismo real en la extinta RDA, lo que para nada exculpa a la RFA si bien la democracia de ésta abre más los ojos y las mentes de los ciudadanos. En La nieta asistimos al encuentro entre un abuelo (más bien abuelastro) y la nieta (o sea, nietastra para él) de su fallecida mujer. ¿Por qué han estado separados? ¿Cómo lo recibe Ingrun, la nieta? ¿Qué evolución tendrá esta adolescente que ha vivido en el seno de una familia ultranacionalista al topar con la cultura abierta y libre de Occidente? Todo esto es lo que mantiene viva la atención del lector en este buen libro de Bernhard Schlink. Como todo lo suyo está muy bien escrito. Quizás una pega le pondría a la novela: a veces me ha parecido estar leyendo un libro de texto o de autoayuda en el que prima lo políticamente correcto sobre cualquier otra cosa. Pero, también he de decirlo, tal sensación sólo la he tenido en momentos puntuales muy concretos. Al final, el novelista sabe dar un giro narrativo más que interesante al relato que me ha hecho olvidar lo anterior. En cuanto a lo puramente formal estamos ante una novela que se está construyendo ante nuestros propios ojos. Kaspar, principal protagonista de la misma encuentra a la muerte de su esposa Birgit fragmentos de la novela que ésta llevaba escribiendo durante los últimos veinte años. Por ella se entera de que Birgit, que con la ayuda de Kaspar escapó de Berlín Oriental en 1965, dejó en la RDA una hija recién nacida. Kaspar decide ir en su búsqueda. La hija se llama Svenja, está casada con Björn y viven dentro de una comunidad rural de ideología derechista ultraconservadora. Cuando va a verlos se entera de que tienen una hija, Sigrun. Esa es la nieta protagonista de la novela. El plan que la propia Birgit había ideado para su novela es la que tiene el libro que tenemos en nuestras manos:
«Así imagino mi novela:Y como corresponde el narrador en la primera parte es el 'yo' de la propia Birgit, autora de los fragmentos novelísticos que Kaspar ha hallado a la muerte de ésta. A partir de esta lectura que conforma en esencia la Primera parte de la novela en las otras dos el narrador pasa a una tercera persona objetiva. Si Kaspar es personaje esencial en este relato, Sigrun es sin duda alguna el centro de la novela. Asistimos a través de los ojos de su abuelo a la evolución de ella, una niña de trece años cuando la conoce, adolescente de quince cuando comienza a pasar alguna temporada con él y finalmente mujer mayor de edad que toma las riendas de su propia existencia. En este sentido, en definitiva La nieta es un bildungsroman, una novela de iniciación, de aprendizaje en el que una adolescente busca su propio camino entre las más de mil influencias (buenas, malas y regulares) con las que va topando en el mundo que está viviendo.
Primera parte: Yo
Infancia y juventud, Leo, Kaspar, el parto, los años de aprendizaje y la librería, la India, orfebre, cocinera, el camino hacia la escritura, la escritura como búsqueda.
Segunda parte: La búsqueda
La búsqueda de Paula, la conversación con ella, los viajes, seguir las pistas, las escalas.
Tercera parte: Ella »
«—Tú nos desprecias. Piensas que somos tontos, que nos equivocamos en todo, que con nosotros es imposible hablar. Te crees mejor que nosotros.Hay quien afirma que en esta sensación y manifestación de la superioridad de unos sobre otros radica el vuelco -inexplicable, se dice muchas veces- producido en el voto popular en algunos países occidentales en los últimos años. Sea lo que fuere, sí que es buen asunto para reflexionar.Finalmente diré que, como me ocurre con algunos autores (Zweig, Faulkner, Mo Yan, Chirbes, Kawabata, Berlin, Lemaitre y pocos más) esta novela de Bernhard Schlink me ha satisfecho totalmente. Volveré a él sin duda alguna en alguna otra ocasión. Sus libros son siempre excelentes lecturas."Las deliciosas historias de la taberna Kamogawa"
Kaspar quiso contradecirle al instante, pero ¿acaso no tenía razón?»
«En Kioto es costumbre comer sardinas en Setsubun, cuando acaba el invierno y empieza por fin la primavera. La gente las asa el mismo tres de febrero y usa las espinas, ensartadas en ramas de acebo, para fabricar amuletos que se cuelgan en la entrada de las casas. Se supone que ahuyentan a los ogros oni y a los malos espíritus en general.»
En esta entrega el chef Nagare, padre de Kioshi, la encargada de la agencia de detectives que alberga la taberna Kamogawa, investigarán sobre seis platos que seis personajes desean recuperar para así poder volver a sentir la emoción que recuerdan tuvieron cuando en el pasado los ingirieron. Los datos que dan sobre los mismos son poco precisos y Kioshi les pide en la entrevista inicial que mantiene con cada uno de ellos que le transmitan las sensaciones que experimentaron cuando los tomaron, le informen de la localidad, la calle y el tiempo (estación del año, horario...) en que tuvo lugar la experiencia, etc. Casi siempre estos clientes buscan platos que por lo que sea los recuerdan con afecto. Llevan años sin robarlos y los lugares donde los consumieron han desaparecido en su mayoría. El sr. Nagare se desplazará hasta el lugar de Japón donde el cliente los consumiera en el pasado e investigará sobre el mismo.
La estructura es siempre la misma en las seis historias: el cliente busca la taberna y entra en ella; el señor Nagare le ofrece comida; tras ella expone su caso a Kioshi; Nagare y Kioshi no le cobran la comida y le dicen que ya lo hará cuando dentro de dos semanas -¡siempre son dos semanas!- vuelva al restaurante para ver la resolución de su caso gastronómico; y también siempre tras resolverlo el señor Nagare les dice a sus clientes que ingresen en la cuenta corriente cuyos datos les da la cantidad que estimen merece el asunto investigado.
Para finalizar sólo decir que en Japón se ha hecho serie de TV sobre estas novelas. Creo que la misma no se puede ver aún en España, pero lo digo sin haberlo comprobado debidamente.