De este “santo nuestro pasado”, que no hay que confundir con San Bertoldo (29 de marzo), no sabemos nada de su origen e infancia, salvo que los biógrafos le hacen natural de Lombardía y nacido a mediados del siglo XII. Fue de familia de caballeros y caballero él mismo.
Según una apócrifa carta de San Cirilo de Constantinopla (6 de marzo), Bertoldo fue de aquellos caballeros que una vez acabada la Cruzada y hartos del mundo y de las armas, quiso retirarse a soledad. Visitando la santa cueva y los lugares santificados por los profetas San Elías (20 de julio en la Iglesia romana; 12 de enero, la ascensión al Paraíso; 20 de junio, traslación de reliquias a la iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla) y San Eliseo (14 de junio), conoció a los carmelitas, que ya tenían su regla, dada por San Alberto de Jerusalén (17 de septiembre y 8 de abril) a San Brocardo (2 de septiembre). A la sazón, estaban regidos los monjes del Carmelo por San Cirilo Constantinopolitano, el cual, apenas conoció a Bertoldo y vio su devoción, virtudes y luces, le dio el hábito carmelita. Fue un ejemplar religioso y, pronto se convirtió en la mano derecha de Cirilo.
En 1224 murió San Cirilo y los monjes eligieron a Bertoldo como superior y General de la Orden. En este mismo Capítulo en el que se eligió, debatieron los monjes si era conveniente pasar a Europa y extenderse por toda la cristiandad. El motivo principal era el peligro que corrían en Palestina, pues los crueles sarracenos asolaban cualquier territorio cristiano, y cada vez se acercaban más a la Tierra Santa. Si bien una facción recordaba las palabras evangélicas "si os persiguen en una ciudad, huid a otra" (San Mateo), la otra abogaba por permanecer en el Carmelo y afrontar el martirio si era necesario, y evocaban las palabras de Cristo "vosotros no temáis, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino" (San Lucas). Esa misma noche, se le apareció la Santísima Virgen a Bertoldo y le dijo: "Esta es la voluntad de mi Divino Hijo: Que la Orden del Carmelo ilustre no solo la Palestina y Siria, sino todo el orbe cristiano". Así que determinó Bertoldo que debían ir a Europa. Por ello se le atribuye la expansión de la Orden con los primeros religiosos llevados por los reyes cristianos y establecidos en Nicosia, Nápoles, Roma, España. Incluso en Alemania e Inglaterra.
En 1225, como había visto en visión San Bertoldo I, padecieron el martirio muchos carmelitas en Oriente, por parte de los sarracenos. Sus cabezas fueron arrojadas a la fuente de Elías y los cuerpos esparcidos por un valle que luego se llamaría "Valle de los mártires". Pero ese mismo año, en Europa empezarían a los carmelitas padecer otro “martirio”, por parte de los cristianos: la intención del clero y algunas órdenes monásticas de suprimir a los carmelitas. La principal razón aducida era que los carmelitas eran monjes de Oriente sin Regla aprobada por la Iglesia. Acudieron los carmelitas a Rieul, Patriarca de Jerusalén y sucesor de San Alberto, para que les confirmase la Regla Albertiniana. Este lo hizo y, además, les aconsejó que la hicieran confirmar por el papa.
La persecución arreció y efectivamente, los carmelitas vieron zozobrar la Orden, por la insistencia y tejemanejes de dos prelados. Los carmelitas pidieron al papa Honorio III que les confirmase la Regla y este lo hizo, a pesar de que ya el Decreto de supresión ya estaba redactado por los tales prelados, y solo faltaba la firma del papa. La leyenda cuenta que la Virgen se le apareció al papa y le dijo que recibiese a sus hijos del Carmelo en la Iglesia, y que como prueba de su protección sobre la Orden, aquella misma noche, 15 de julio de 1226, habían muerto aquellos dos "infestissimi curiale", de diversa muerte, pero a la misma hora. Confirmado el hecho por parte del papa, expedió la Bula "Ut vivendi", que aprobaba la Regla Albertiniana, fechada a 26 de enero de 1226.
En memoria de esta aprobación (de palabra) del papa, al día siguiente de la muerte de los enemigos del Carmelo, el Beato Bertoldo instituyó para siempre, a 16 de julio, la Conmemoración Solemne de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo. Ese mismo año, visitando el Monte Carmelo, nuestro Bertoldo falleció santamente. Fue sucedido por el Beato Alano (11 de febrero), V General latino .
Por diversas causas, principalmente por dejarse llevar por la pasión y sumándole el desconocimiento de la historia, no pocos hagiógrafos escribieron que dichos “infestissimi curiale” son nada menos que Santo Tomás de Aquino (7 de marzo y 28 de enero) y San Buenaventura (15 de julio). La razón de tal asimilación puede originarse en que realmente ambos santos murieron inesperadamente. Tomás mientras se dirigía al II Concilio de Lyon, y Buenaventura, el 15 de julio, habiendo comenzado dicho Concilio. Pero esto fue en 1274, pues en 1225, ambos santos ¡tenían un año de edad!
Fuente:
-"Flos Sanctorum del Carmelo". P. SIMEÓN MARÍA BESALDUCH, O.Carm. Barcelona 1951.
El 17 de mayo, además, tenemos a San Pascual Baylon.