James, un chico de la alta sociedad inglesa, va a pasar las vacaciones de Navidad con los Graham, una familia de clase media americana. Kesley será la encargada de hacerle de anfitriona, pero la verdad es que no lo tendrá nada fácil: la personalidad excéntrica y sofisticada de James se desvelará muy pronto.
Acostumbrado a un tipo de vida propio de las élites, no aprueba ni a los amigos, ni al hermano rasta, ni la comida, ni la forma de vestir de Kesley. James extiende periódicos para sentarse en el autobús, compra los alimentos más caros y exclusivos del supermercado, pide taxis cada día y humilla a Kelsey con sus comentarios impertinentes.
A pesar de las continuas peleas, de las ironías fuera de tono del inglés y de los cortes exasperados de Kelsey, la convivencia les forzará a establecer pactos y, poco a poco, el abismo que hay entre ellos se irá estrechando. Hasta que una noche, con unas copas de más y ante la sorpresa de Kelsey, James la besará con la excusa del muérdago navideño.
Opinión Personal:
Tenía muchísimas ganas de leer este libro desde que descubrí que quedó finalista en el Premio Ellas Juvenil Romántica 2012; y es que, además de enamorar de su portada y quedar atraída por su título, su sinopsis atrapó por completo y mis ansias de leerlo aumentaron de forma considerable.
Dos días ha sido lo que me ha durado este libro, y la pena ha sido el no poder haberlo empezado antes a pesar de que llevaba ya un tiempo con él esperando en el lector. Y es que tanto la historia como la forma de escribir de Silvia son tan adictivas, que cuando he querido darme cuenta ya había llegado a la última página.
Besos de murciélago tiene muchas peculiaridades en comparación con otros libros de su mismo género. La historia está contada en tercera persona por un narrador que nos irá desvelando los pensamientos tanto de Kesley como de James, lo que ya suma un punto a favor de la historia porque así se los puede conocer bien a ambos.
Los personajes de la historia son toda una delicia, empezando por los protagonistas y concluyendo con los secundarios. Mientras Kesley es una chica normal y corriente, que ama las cosas sencillas; James es, de forma resumida, un cínico, egocéntrico, estricto y maniático. Ambas personalidades chocan y entran en guerra desde que se conocen, y eso es lo más divertido del libro: sus continuos piques, cargados de ironía por parte de ambos, como si participaran en algún tipo de concurso cuyo fin es hacer daño a la otra persona a base de improperios verbales.
También aportan mucha vida a la trama los personajes secundarios, donde destacan los peculiares amigos de Kesley y Marcuss, quienes aportan más diversión, ya que son la antítesis de lo que es James o lo que son el tipo de personas con las que él se codearía: tíos con pinta de matones y otros de psicópatas, fumetas, chicas con cortes y colores de pelo raros... empezando por el propio Marcuss, un personaje muy fiestero y jocoso.
La relación entre Kesley y James va naciendo poco a poco y pasa por diferentes etapas que van saliendo a la luz a través de sus comentarios, sus actos y sus pensamientos; y lo mejor de todo es que ninguno de los dos pierde su esencia: Kesley seguirá siendo Kesley, y James siempre será James, por mucho que ambos intenten ceder en algún momento.
El ritmo es bastante ágil. Silvia tiene una narración sencilla y adictiva que engancha al lector desde el comienzo del libro y consigue que quede atrapado páginas tras página, deseando saber qué ocurrirá con estos personajes tan extravagantes y diferentes entre sí según van pasando los días en convivencia mutua.
Besos de murciélago es una historia única, cargada de diálogos irónicos entre los protagonistas, que rompe con los esquemas hasta ahora conocidos de la literatura juvenil romántica, y consigue que el lector disfrute de una lectura refrescante y divertidísima, en compañía de unos personajes muy peculiares y extravagantes
Puntuación: