#BETISLEAKS: EL EXPEDIENTE SAZ (y IV)

Publicado el 09 marzo 2016 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

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Esta vetusta casa de la imagen, con modesto aire modernista, sita en la calle Zaragoza (carrer de Saragossa), número 94, de Barcelona, fue en el pasado un almacén dedicado a la distribución y venta de comestibles (local), así como vivienda de quien regentaba el negocio (piso superior).

También fue dicho lugar oficina de la representación comercial de D. Benito Villamarín Prieto para la zona de Cataluña.

Gracias a un antiguo contable de Benito Villamarín, sabemos que el dueño del colmado, propietario de la casa y delegado comercial del presidente bético en Cataluña era Lucas Saz Olmedo.

Aunque la finca cambió de manos hace dos años, todavía es recordado Saz por sus antiguos vecinos, que lo caracterizan como un tipo algo hosco y agarradillo, haciendo honor al tópico catalán (mil gracias a Joan por las gestiones sobre el terreno).

En la temporada futbolística 1950-51 Lucas Saz Olmedo era árbitro de Segunda División, sin embargo, forma parte del equipo arbitral que Ramón Azón Romá desplaza a Sevilla para dirigir el decisivo Sevilla F.C.- Atlético de Madrid de la última jornada del campeonato, en el que ambos equipos se disputan el título liguero.

Es domingo de Feria y lo sucedido, jamás podrá ser borrado de la memoria del sevillismo. Ayala centra, Araujo logra el gol del título, Azón señala el centro del campo, los jugadores y la grada lo celebran, pero Saz, que venía retrasadísimo en su posición respecto a la vertical de la línea de fondo, decide por su cuenta y riesgo anular el gol, y birlar el título de Liga al Sevilla.

Sobre aquel triste episodio les recomendamos dos interesantes artículos de blogs sevillistas, que pueden leer pinchando en los siguientes enlaces:

El gol de Araujo anulado por Azón ¿nos privó de una Liga?

El gol fantasma

Ahora, queridos lectores, sumen a todo lo que ya sabíamos el nuevo dato:

Lucas Saz Olmedo, el tristemente famoso juez de línea que privó de un título de Liga al Sevilla F.C., era el representante comercial de Benito Villamarín en Cataluña.

Un juez de línea, y luego árbitro, que según lo visto, sabía muy bien hacia dónde mirar cuando era preciso ser decisivo en un partido de fútbol.

“No sabía yo que un Campeonato de Liga lo pudiera ganar un juez de línea …”

Por eso, no es de extrañar que Villamarín se mostrase tan confiado en la previa de aquel encuentro decisivo para no descender que el Betis jugó en Mallorca en 1963. El propio presidente bético era quien decía aquello de “yo no juego en el campo …” Lucas Saz era su empleado, dependía económicamente de él, y cuando arbitraba, estaba en el aire no solo el partido sino también su pan y el de su familia. Ajenos a este dato decisivo, los periodistas calificaron su actuación con adjetivos que siguen sonando inhabituales en el mundo del fútbol para un colegiado: “mucha desorientación”, “muchas rarezas”, “gestos y decisiones inexplicables”. Ahora conocemos que sí que había una explicación para su extrañísimo desempeño.

Recuerden:

Saz perjudicó sistemática y desmoralizadoramente al Mallorca hasta que el encuentro estuvo decidido a favor del Betis. El público le mostró tan inútil como reiteradamente su repulsa por su “faena”.

Y no olviden:

“Saz es aquel imponderable juez de línea cuya decisión –en alianza con Azón- hizo perder al Sevilla C.F. un Campeonato de Liga.”

Lucas Saz Olmedo, el empleado de Benito Villamarín.