Finalmente y tras una larga espera, Better Call Saul estrenó para derribar las dudas (y sobre todo para cortar la ansiedad) de fanáticos de aquella obra maestra denominada Breaking Bad. Y qué mejor comienzo que un lanzamiento con capítulo doble. Ante una cosecha inmejorable que llevó a la serie protagonizada por Bryan Cranston a lo más alto (asolando con todo entre Premios Emmy y valoraciones positivas tanto de la prensa como del público), muchos eran los cuestionamientos acerca de qué podía ocurrir o qué tanto nos ofrecería, en cuanto a historia y poder de conexión, esta apuesta comandada por Vince Gilligan desde la creación y liderada por Bob Odenkirkdesde el plano actoral. Afortunadamente, el resultado está a la altura de lo esperado (al menos en su inicio).Gilligan mantiene el ojo afilado y conserva algunas de las mismas cuestiones que permitieron al espectador mantener la atención en cada una de las temporadas inmersas en la vida de Walter White. Entre ellas, vale destacar la capacidad del realizador para crear climas de intriga a través del manejo tanto de apertura como de cierre de cada capítulo. El desenlace de cada episodio de Breaking Bad poseía la virtud de enganchar a niveles extremos al observador de cara al próximo evento, algo que en Better Call Saul se maneja con la misma rigidez, elevando el grado de adicción para quien sigue los hechos frente a la pantalla. Así, los denominados “cliffhangers”, conquistan y motivan a querer conocer cuanto antes lo que se avecina.
PUNTAJE 2DO CAPÍTULO: 9