Arrollador prólogoLo mejor del episodio fue su prólogo en blanco y negro que, igual que había pasado en la temporada anterior, toma un pequeño fragmento de la vida de nuestro abogado post Braking Bad y nos muestra un mal día en su actual trabajo, con su nueva identidad. Los cuidados para no llamar la atención, la frustración de uno de los grandes estafadores modernos por estar varado en un empleo tan gris, así como esas pequeñas tretas que le permiten sacar un poco de su viejo yo afuera y seguir siendo el Saul que conocemos, aunque un nivel más mínimo. Todo expresado en unos minutos y sin diálogos, en uno de los más grandes arranques de episodio que nos ha dado la serie.
Es difícil pensar que este episodio contente a quienes ya estaban descontentos con la serie. Es más un episodio de renovación de confianza, que abre algún que otro frente nuevo, pero sobre todo pareciera ser el episodio 11 de la primera temporada. No ha cambiado mucho y sigue avanzando sin prisa hacia lo que tiene planeado. Es una gran virtud que se puede decir de esta serie, que pese al llevar sobre los hombros la comparación con Breaking Bad, no le interesa mucho ser lo que todos esperan de ella. El plan está trazado y estamos ávidos de saber a donde nos llevan.