Un tema controvertido, tirando de la inagotable fuente de "historias basadas en hechos reales", con las cuales no nos desgastamos: las encarcelaciones en épocas donde aún no existían los análisis de ADN. Hasta aquí podemos leer. La historia, de carácter muy pausado, es agradable y retrata, nuevamente, otro de los tantos dramas del interior de los Estados Unidos. Como detalle anecdótico, la aparición de Peter Gallagher, un "actor fetiche" para mí filmoteca. Os dejo, como siempre, una breve sinopsis:
"Betty Anne Waters es un auténtico ejemplo de estoicismo, solidaridad y entrega. En 2001, su hermano Kenny fue puesto en libertad tras haber pasado 18 años en la cárcel de Walpole por un asesinato que no había cometido. Por aquel entonces, Betty Anne, que trabajaba como camarera en un bar, era una mujer de 28 años divorciada y con dos hijos. Cuando su hermano fue condenado a cadena perpetua, absolutamente convencida de su inocencia, se puso a estudiar derecho, terminó la carrera en un tiempo récord y se convirtió en su representante legal. Tras muchas dificultades, logró que lo exculparan gracias a un análisis de ADN que demostró que él no había sido la persona que en 1983 había asestado treinta puñaladas a Katharina Brow". (filmaffinity.com)