El otro día, haciendo zapping mientras cenaba, me encontré con una imagen alucinante. Pertenecía a uno de esos programas que consiste en ofrecer un enigma al espectador (juego de las diferencias, respuesta a 'cuál es la capital de Francia', etc) con el fin de que la mayor cantidad de ellos llame al número que aparece en pantalla. El truco, naturalmente, está en que nadie de los que llama sale en antena, y sí la voz de los conchabados que responden inevitablemente de manera incorrecta para mayor cabreo de la presentadora. En este caso hay que reconocer que se lo han currado un poco y que el acertijo pasaría sin dificultad como ejercicio de primero de la ESO. Pensé incluso llevar esta imagen a mis alumnos para motivarlos de manera especial, asunto éste, el de la motivación en el que se nos insiste a los docentes (nunca, es cierto, de manera suficiente). Yo creo que la imagen motivar, motiva bastante, al menos al sector masculino del alumnado; pero siempre habría algún padre reticente a aceptar la vanguardia en cuanto a la educación de sus hijos se refiere. Y así nos luce el pelo. Siempre hemos sido un país atrasado. Yo les propongo que me den una solución. No puedo prometerles ningún premio (al menos seré honrado), aunque sí una calificación objetiva a su respuesta.