Bezdomovec

Publicado el 29 abril 2013 por Elrenidero @davidpravia

Hace unos días me concedieron una de las siete becas que la Embajada de la República Checa concede en España para acudir a la Letní škola češtiny en Brno, o lo que es lo mismo, la escuela de verano de estudios eslavos para aprender durante julio y agosto lengua y cultura checa. Tenía muchas ganas de obtenerla, ya que llevaba mucho tiempo formándome de forma complementaria en ello y porque es uno de los caminos que lamentablemente me tocará seguir ya que, por desgracia, a toda mi generación nos obligan a exiliarnos en busca de oportunidades.

Mientras practico mi elemental checo, de cara a facilitarme la adaptación allí, me ha llamado la atención un suceso lingüístico fundamental como es la incorporación de vocablos tras la caída de la Unión Soviética. El terremoto que causó la caída del Telón de Acero y que aún resuena en gran parte de la izquierda mundial (y también de la derecha), supuso profundos cambios en las sociedades de los países del Este. El cambio de paradigma, el salto del “socialismo real” al capitalismo, un cambio tan fugaz, como fugaz fue la ilusión y profunda la desilusión de la tan ansiada libertad.

No tardaron en aparecer en sociedades como la checa o la alemana oriental, un sentimiento de desengaño, de desesperanza, al descubrir que el capitalismo, la perla dorada de las sociedad occidental, no era tan brillane como parecía.

En este contexto, fue necesaria la introducción de nuevos vocablos para definir cosas que bajo el régimen comunista no existían. Por ejemplo hubo que inventar palabras como “tiskárna” para definir a una nueva máquina que llegaba al ámbito doméstico como era la impresora o “lůžkoden” que definía una nueva realidad y que podría traducirse como “coste por persona y día” en un hotel.

Junto a estas palabras, que podrían considerarse como positivas y que significaban avance en el desarrollo del sector turístico y en la universalización de las nuevas tecnologías, también hubo que inventarse palabras nuevas para definir conceptos que no existían antes de la Revolución de Terciopelo. Palabras como “mlžení” que viene a referirse como la aportación de información errónea de forma intencionada y que sirvió para definir la manipulación informativa, “drogovat” que se refiere a los drogodependientes o, la que he escogido para titular este post, “bezdomovec” que definía a una nueva figura que surgía con fuerza bajo el capitalismo: los sin techo, las víctimas más débiles del nuevo régimen.

Los idiomas están vivos, cambian, evolucionan. Para un historiador, quizá por deformación profesional, la evolución del léxico es una buena forma de conocer la historia reciente de un pueblo.

Na shledanou!