El cardenal Farina ha declarado en una entrevista realizada el 13 de junio de 2011 que ya se ha puesto en marcha la digitalización de la Biblioteca Apostólica Vaticana:
«Hemos puesto en marcha un proyecto que pide una importante inversión y que aún no podemos realizar. A medida que encontremos patrocinadores dispuestos a financiar la empresa comenzaremos de manera sistemática y bien programada».Digitalizar todos los manuscritos de la Vaticana tardará unos veinte años. El proyecto está ampliamente ilustrado en el sitio de la Biblioteca Vaticana: Progetto di digitalizzazione dei manoscritti.
Biblioteca Apostólica Vaticana
El proyecto es, desde luego, absolutamente asombroso por sus dimensiones. Como afirma en un estudio Cesare Pasini (ver enlace anterior), se trata nada menos que de digitalizar unos ochenta mil manuscritos, lo cual se traduce en 'producir' unos cuarenta millones de páginas. A muchos ya nos gustaría tener el tiempo suficiente como para leer una pequeña parte de tan ingente legado, pero la vida humana es breve.Pero el motivo central de la entrevista realizada al cardenal Farina ha sido la celebración del centenario de la creación del Pontificio Instituto de Música Sacra de Roma. La importancia de la música sacra, que se traduce necesariamente por su propia naturaleza en «melodía litúrgica», supone un tesoro para la Iglesia y para la humanidad. Con motivo de este centenario se ha celebrado un congreso de carácter internacional entre los días 26 de mayo y 1 de junio. Farina, hablando del valor pedagógico del arte y de la música, enaltece la carga de belleza de la música sacra y denuncia lo negativo que entristece al hombre. Sus palabras son las siguientes: «La música y el arte tienen además una validez altamente educativa pues enseñan a apreciar lo que el hombre ha producido de bello durante los siglos. Esto significa difundir y promover una educación capaz de abrir la mente y el corazón a lo que verdaderamente vale, a lo que nos hace mejores, a lo que enriquece el ánimo. Significa cultivar semillas importantes y fecundas en un mundo a veces entristecido por eventos negativos y por engañosos subproductos».Me pregunto si en la categoría de engañosos subproductos podemos incluir la enorme cantidad de cantos mediocres y música pésima que escuchamos en nuestras parroquias con demasiada frecuencia. Y no sólo eso: muchos de esos cantos esconden una mentalidad mundana. En la entrevista el cardenal Farina menciona, por ejemplo, a Palestrina, también el canto gregoriano... Es cierto que no es fácil disponer de un coro polifónico en cada parroquia (cuánto nos gustaría), para interpretar en las celebraciones la música de un Palestrina o de un Allegri. Educarnos en el canto gregoriano no estaría mal, como tampoco lo estaría hacer un esfuerzo por mejorar la calidad de la música en las celebraciones de nuestras parroquias. Patrimonio, desde luego, tenemos.